
La farmacéutica estadounidense Bristol Myers Squibb (BMS) lanzó el pasado día 22 un anuncio sin precedentes en el complejo, pero hasta ahora previsible, mercado mundial de los medicamentos. La compañía comunicó que venderá en el Reino Unido una nueva terapia para la esquizofrenia, Cobenfy, al mismo precio que en Estados Unidos (unos 1.600 euros mensuales). La noticia no solo rompe una práctica vigente en el sector desde hace décadas —los precios son mucho más altos en EE UU, donde las compañias tienen libertad total para fijarlos—, sino que incluye un aviso para las autoridades británicas si no acceden a pagar más. “Estamos preparados para tomar la difícil decisión de retirarnos si no se reconoce mejor el valor que el tratamiento aporta a los pacientes”, responde un portavoz de BMS.
Por El País
En un movimiento aparentemente inverso, pero que en el fondo va en el mismo sentido, la también estadounidense Pfizer aceptó el martes ser la primera farmacéutica en aplicar la cláusula de “la nación más favorecida” para bajar los precios en EE UU e igualarlos a los menores de otros países. “La gran mayoría de los tratamientos de atención primaria y algunos de uso hospitalario se ofrecerán con un ahorro promedio del 50%”, afirmó el presidente de la compañía, Albert Bourla, en la Casa Blanca. A su lado, un Trump triunfante añadió: “Estamos haciendo historia. Por fin vamos a pagar por los medicamentos lo mismo, o incluso menos, que otros países”.
Ha habido más, pero estas son las dos señales más evidentes de los cambios que sacuden al sector farmacéutico. Trump ha lanzado un órdago al modelo de precios de los medicamentos innovadores y quiere bajarlos en EE UU y que sea Europa la que asuma las pérdidas que esto ocasionará al sector, que tiene en su país el centro de gravedad. La idea de fondo se resume en esta declaracion de 2020: “Nuestros ciudadanos pagan precios muchísimo más altos que en otros países, subsidiando así el socialismo en el extranjero”. Y el culpable, añade, es una “Unión Europea que se ha comportado de forma brutal” al negociar a la baja los precios en los sistemas sanitarios públicos.
Las maniobras de Trump, admiten fuentes del Ministerio de Sanidad, han sumido el sector sanitario en la incertidumbre, algo a lo que contribuye la característica forma del presidente de EE UU de lanzar mensajes de calado —en ocasiones cambiantes— a través de las redes sociales y otros frentes abiertos, como el arancelario.
“Desde hace semanas, estos mensajes forman parte del día a día en las conversaciones con las compañías y también entre las administraciones. Es previsible que veamos una mayor presión al alza de los precios, pero todavía es pronto para saber qué parte de esto tendrá un impacto real y qué parte quedará en una tormenta de anuncios”, explican estas fuentes.
Como ha hecho en otros terrenos, Trump parte de un dato real —los altos precios en EE UU— pero omite todo el contexto hasta despojarlo de sentido. Según cifras aportadas por la patronal Farmaindustria, “el mercado de EE UU representa el 55% del monto de las ventas mundiales de las terapias innovadoras y Europa, con mayor población, supone el 23%”.
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