El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dejado en claro que no hay espacio para diálogos con narcotraficantes como Nicolás Maduro.
Trump ha decretado una política de cero tolerancia frente al régimen narcoterrorista de Maduro y su banda, así como el fin inmediato de todos los esfuerzos diplomáticos, ya sea por parte de funcionarios, lobbistas o cómplices, para mantenerlo en el poder.
De un plumazo, clausuró cualquier posibilidad de acuerdo o concesión con un régimen que envenena al continente con drogas y terror, preparando el terreno para una respuesta firme en apoyo al pueblo venezolano, que lucha por su libertad bajo el liderazgo de María Corina Machado.
Se trata de una postura firme que protege tanto a los venezolanos como a las familias estadounidenses del terrorismo y el flujo letal de narcóticos dirigido por el “narcoestado” chavista.
Maduro, quien ha sido formalmente acusado por Estados Unidos de liderar el Cartel de los Soles y de mantener alianzas con grupos como Hamas, Hesbola, FARC, ELN, el Tren de Aragua y los cárteles de la droga mas peligrosos del mundo; reprime, tortura y asesina a miles de personas y mantiene a Venezuela en la miseria.
Frente a la intransigencia del narcodictador y su banda, que se niegan a dejar el poder que usurpan, Trump ha instruido a su enviado Richard Grenell detener todo contacto, priorizando la acción concreta sobre las palabras vacías.
El senador Marco Rubio ha señalado que Maduro es “ilegítimo” y “fugitivo de la justicia”, ofreciendo además una recompensa de 50 millones de dólares por su captura.
Esta decisión demuestra fuerza: planes militares ya están preparados para escalar contra los cárteles y, si fuera necesario, poner fin a esta amenaza.
¡Qué alivio para un continente asfixiado por el chavismo narco!
Trump demuestra que “América Primero” significa cero tolerancia con terroristas y narcotraficantes disfrazados de dirigentes políticos.
La diplomacia con el mal termina aquí; que venga la justicia y la libertad.