
El expresidente francés Nicolas Sarkozy continuó este martes su «via crucis» judicial con su encarcelamiento en la prisión parisiense de La Santé por la pena de cinco años impuesta por la financiación de la campaña electoral que le llevó al Elíseo en 2007 con dinero del régimen libio de Muamar Gadafi.
Justo antes de poner rumbo a La Santé, el primer ex jefe de Estado de Francia y de la Unión Europea encarcelado publicó un mensaje en sus redes sociales: «Al prepararme para cruzar los muros de La Santé, mis pensamientos están con el pueblo francés».
«Quiero decirles con la fuerza inquebrantable que me caracteriza que no es un expresidente de la República quien está siendo encarcelado esta mañana, sino un hombre inocente. Seguiré denunciando este escándalo judicial, este ‘via crucis’ que he sufrido durante más de diez años», escribió, antes de añadir: «La verdad triunfará», pero el «precio a pagar será devastador».
Sarkozy cruzó las puertas de la vetusta prisión a las 9.39 hora local de hoy, en un coche negro escoltado por las fuerzas del orden desde su domicilio, en el distrito XVI, a diez kilómetros de distancia, que recorrió seguido por motoristas y cámaras de televisión que trasmitieron el trayecto en directo.
A la prisión entró en coche y no a pié como el resto de presos, y de su casa salió minutos antes agarrado de la mano de su esposa, Carla Bruni; arropado por sus hijos, sus hermanos y varias decenas de personas que se congregaron para manifestar su apoyo al que fuera presidente de Francia de 2007 a 2012 y figura destacada de la derecha durante cuatro décadas.
Demanda de puesta en libertad
Nada más cerrarse las puertas de La Santé a las espaldas de Sarkozy, sus abogados presentaron una demanda de puesta en libertad, declaró a la prensa uno de ellos, Christophe Ingrain, quien le acompañó en el coche esta mañana.
Estará en La Santé «un mínimo de tres semanas o un mes», según Ingrain, quien indicó que la demanda de liberación de Sarkozy «ya se había presentado» y «el tribunal de apelación tiene dos meses para decidir», pero el plazo habitual para estas solicitudes es de «un mes».
«Este es un día trágico para él, para Francia y para nuestras instituciones, porque este encarcelamiento es una vergüenza», declaró su otro abogado, Jean-Michel Darrois.
«Es un momento muy difícil», «una terrible injusticia, una desgracia», pero el expresidente «lo está sobrellevando, no se está evadiendo, no se queja, no ha pedido nada, ningún trato especial», añadió Ingrain.
La «excepcional gravedad de los hechos» por los que fue condenado el 25 de septiembre pasado a cinco años de prisión por conspiración criminal en el caso de presunta financiación libia de su campaña presidencial de 2007, alegada por los jueces que dictaron su condena para ordenar su encarcelamiento ya, no tiene razón de ser para la defensa de Sarkozy.
Dicen que al haber apelado la sentencia, Sarkozy vuelve a ser «presunto inocente» y, según mantienen, toda la acusación está sustentada «sobre arena», sin pruebas.
Esperan, por tanto, que Sarkozy salga de la cárcel antes de las próximas Navidades y que pueda comparecer libre en el juicio en apelación previsto en marzo de 2026.
Aislamiento
Entre tanto, Sarkozy estará en régimen de aislamiento en La Santé, lo que es «todo menos un trato preferente»: «una hora al día en un patio vallado, solo», el resto del tiempo «encerrado en una celda», sin contacto con otros reclusos, «tres visitas semanales de su familia y sus abogados cuando lo desee», señaló Ingrain.
El que fuera también ministro de Interior y de Finanzas, así como alcalde de la burguesa Neuilly-sur-Seine, a las afueras de París, dedicará tiempo para poner blanco sobre negro su «via crucis». «Escribirá sobre esta experiencia tan difícil, sobre lo que ha soportado», dijo el abogado.
El Dreyfus del siglo XXI
Sarkozy denunció la «injusticia» y el «odio» con el que algunos magistrados supuestamente lo perseguían. También se compara con Alfred Dreyfus, el oficial condenado por traición, en base en un documento falsificado y en un contexto de antisemitismo en la Francia del siglo XIX.
El político, cuyas opiniones han sido brújula de una buena parte de la derecha, también fue condenado definitivamente en diciembre de 2024 a un año de prisión sustituida por un brazalete electrónico que llevó tres meses, justo hasta que cumplió 70 años.
Polémica
El ministro de Justicia, Gérald Darmanin, se defendió hoy en redes sociales de querer socavar la independencia judicial al anunciar la víspera que visitaría a Sarkozy en prisión para garantizar su seguridad.
El fiscal general francés, Rémy Heitz había declarado previamente en Franceinfo que una visita de este tipo supondría un «riesgo de perturbar la serenidad» de la justicia y «por tanto, de socavar la independencia de los magistrados» .
Por su parte, el primer secretario del Partido Socialista, Olivier Faure, lamentó que el expresidente francés, hubiera sido recibido el viernes pasado por el actual, Emmanuel Macron, ya que, en su opinión, «presiona al sistema judicial.
«Fue normal», «a nivel humano», recibir a su predecesor, se justificó la víspera Macron, durante su viaje a Eslovenia, y añadió que había «hecho siempre declaraciones públicas muy claras sobre la independencia de la autoridad judicial». EFE