
Una red corporativa radicada en China controla más de 50 superpetroleros: la “Protean Fleet”, que transporta crudo ruso, iraní y venezolano hacia Asia y podría representar hasta el 10% de la “flota oscura”; desde 2019 habría movido cientos de millones de barriles, mayoritariamente a China e India, según una investigación del Centro de Estudios Avanzados en Defensa- C4ADS, con sede en Washington D.C.
Por Infobae
Con cambios de identidad AIS, “viajes en negro” y trasbordos en el estrecho de Malaca, una sola red de empresas en China opera una subflota de más de 50 VLCC que sostiene las exportaciones petroleras de Rusia, Irán y Venezuela pese a las sanciones, y explicaría cerca de uno de cada diez buques de la flota oscura, de acuerdo con el reporte.
Pese a que 43 de 56 barcos ya fueron sancionados por EE.UU., la “Protean Fleet” —un entramado chino— sigue enviando a Asia crudo ruso, iraní y venezolano a gran escala; su tamaño sugiere que concentra hasta el 10% de la flota oscura y ha despachado cientos de millones de barriles desde 2019.

La investigación de C4ADS indica que hay un giro de enfoque para entender cómo operan las exportaciones petroleras desde jurisdicciones fuertemente sancionadas. En lugar de perseguir cascos aislados y conductas puntuales, el informe cartografía la propiedad beneficiaria y encuentra un único entramado corporativo, con base en China, capaz de coordinar un subgrupo de más de 50 tanqueros que, como un sistema, mueve crudo desde Rusia, Irán y Venezuela hacia compradores en Asia, principalmente China e India. Ese “sub-fleet” —bautizado “Protean Fleet”— podría explicar entre 5% y 10% de toda la flota oscura global, estimada entre 500 y 1.000 buques.
Los patrones de navegación son consistentes y maximizan la opacidad. Los cargamentos se originan en puertos de Venezuela, Rusia o Irán; con frecuencia son transbordados a otros buques de la misma red en aguas muy transitadas al este del estrecho de Malaca —dentro de la zona económica exclusiva de Malasia, donde el control es más laxo que en aguas territoriales— y desde allí completan su tramo final hacia puertos de la República Popular China. En esos encuentros, que pueden tomar hasta tres días en VLCC, los capitanes recurren a “viajes en negro” (apagado del AIS) o, más sofisticado aún, al “apretón de manos AIS”: una nave apaga su transpondedor mientras otra emite su identidad para simular continuidad y evitar levantar alertas.
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