
La intimidad cumple un rol fundamental en las relaciones y en la vida personal. Explorar nuevas prácticas puede enriquecer la experiencia compartida y fortalecer el vínculo.
Por El Tiempo
Una de ellas es el llamado beso de Singapur, una técnica de origen oriental que ha despertado gran interés por su forma de intensificar el placer.
Una técnica basada en el control corporal
El beso de Singapur no se trata de un beso tradicional. Se define como un método íntimo en el que la mujer, mediante contracciones voluntarias de los músculos vaginales, estimula a su pareja durante la penetración. A diferencia de otras prácticas, esta no depende de posturas ni movimientos externos, sino del control consciente del suelo pélvico.
Los especialistas señalan que esta práctica no solo genera estimulación física, sino que también refuerza la conexión entre cuerpo y mente. “Cada contracción se sincroniza con el ritmo de la penetración, haciendo que el placer y el control fluyan en perfecta sintonía”, explican quienes la describen.
Cómo se realiza el beso de Singapur
El dominio de esta técnica requiere constancia. No se adquiere de inmediato, sino que se entrena a través de ejercicios de Kegel, los cuales fortalecen la musculatura pélvica. El procedimiento consiste en contraer los músculos vaginales durante 5-10 segundos, soltarlos y repetir varias veces hasta ganar resistencia y control.
Una vez alcanzado el nivel adecuado, se puede aplicar durante la intimidad, generando una sensación de masaje que incrementa el placer de la pareja. Se recomienda practicar con calma, prestando atención a las señales del cuerpo y evitando forzar los músculos.
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