
Un dramático momento se vivió en Norman, Oklahoma, cuando el ruido ensordecedor del estadio Memorial se apagó de golpe, como si alguien hubiera bajado el volumen de repente. Habían pasado apenas unos minutos del primer cuarto del partido de fútbol americano universitario cuando Keontez Lewis, receptor abierto de los Sooners, salió corriendo a toda velocidad para atrapar un pase profundo lanzado por el mariscal de campo Michael Hawkins Jr.
Por La Nación
La pelota viajó con una precisión milimétrica, casi como si fuera teledirigida. Lewis extendió los brazos, saltó, la rozó, cayó hacia atrás… y el impacto fue demoledor. Su cabeza chocó de lleno contra el muro de ladrillos que delimita la zona de anotación. El cuerpo del jugador quedó tendido, inmóvil. Y la fiesta, de inmediato, se transformó en miedo, drama y escalofríos.
“Es mi compañero, mi hermano, y está sufriendo. Espero que esté bien. Tenemos que enviarle un mensaje, ya que está en el hospital”, dijo el ala defensiva R. Mason Thomas, todavía con la voz quebrada, según consigna Fox News.
La escena fue tan impactante que ni siquiera el 44-0 con los que Oklahoma superó a Kent State alcanzó para despejar la angustia. El resultado quedó en segundo plano. La prioridad era una sola: saber si Lewis estaba consciente, si respiraba, si podía moverse, si iba a tener alguna secuela.
Los médicos del equipo ingresaron al campo en cuestión de segundos. Lo inmovilizaron con cuidado y, después de varios minutos de revisión, lo subieron a una camilla y lo retiraron entre aplausos y lágrimas de sus compañeros y fanáticos. Los jugadores de Oklahoma formaron un túnel humano para despedirlo mientras era trasladado en ambulancia al hospital local.
Desde la cuenta oficial del equipo en X (ex Twitter) se publicó un simple emoji de oración junto a la mención a la cuenta de Lewis. El mensaje fue contundente.
Poco después, el departamento médico de los Sooners llevó alivio: los estudios preliminares descartaron lesiones óseas graves y confirmaron que el jugador se encontraba consciente, en observación y con pronóstico “prometedor”. Según informó OU Sports Medicine, Lewis “se mantenía alerta y comunicativo”.
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