Alfonzo Bolívar: Tras la reunión entre Trump y Putin, la paz solo es posible escuchando a sus ciudadanos
18 Aug 2025, 11:00 4 minutos de lectura

Alfonzo Bolívar: Tras la reunión entre Trump y Putin, la paz solo es posible escuchando a sus ciudadanos

DESTACADA Por Opinion

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Tras la reunión entre Donald Trump y Vladimir Putin, y con la expectativa de un próximo encuentro con Volodímir Zelensky, no se debe olvidar lo que realmente quieren los habitantes de Donetsk y Luhansk: la paz solo es posible escuchando a sus ciudadanos

 

El conflicto en el Donbás lleva más de una década de sangre, desplazamientos y destrucción. Donetsk y Luhansk, dos regiones que alguna vez fueron motores industriales de Ucrania, se han convertido en un tablero de disputa geopolítica donde se enfrentan intereses rusos, ucranianos y occidentales. Pero en medio de ese ajedrez, los ciudadanos las familias, los trabajadores, los campesinos han quedado reducidos a simples peones.

Es momento de dar un giro y poner en el centro lo que siempre ha debido estar: la voluntad de la gente que vive en estas tierras.

La voz del pueblo ignorada

Las cifras son claras. Según el censo de 2001, más del 74 % de los habitantes de Donetsk y casi el 69 % de los de Luhansk declaraban el ruso como lengua materna, frente a porcentajes menores de ucranianohablantes. Estudios posteriores han demostrado que la mayoría se siente culturalmente más cercana a Rusia y que un sector significativo está de acuerdo con la integración a la Federación Rusa.

Este hecho no puede seguir siendo ignorado. La autodeterminación de los pueblos no es un principio opcional que se aplica solo cuando conviene. Es un derecho reconocido en la Carta de la ONU, y es allí donde debe encontrarse la salida a este conflicto.

Una propuesta de paz realista

La solución no puede seguir siendo la guerra. Ni los ataques de Kiev ni la imposición de Moscú traerán una paz justa. La única vía sostenible es devolverle a los ciudadanos del Donbás el poder de decidir su destino, sin armas, sin propaganda y sin miedo.

La ONU debería promover un referéndum de autodeterminación en Donetsk y Luhansk, bajo supervisión internacional y con la participación de todos: ucranianos, prorrusos, neutrales y desplazados. Solo así la decisión reflejará la verdadera voluntad del pueblo.

El resultado puede ofrecer dos caminos legítimos:
1. Permanecer dentro de Ucrania, con un estatus especial de autonomía cultural, lingüística y administrativa.
2. Integrarse formalmente a Rusia, si la mayoría lo aprueba en condiciones transparentes.

En ambos escenarios, lo central es que la decisión no la tomen los ejércitos ni las élites políticas, sino los propios habitantes.

El rol de la ONU y la imparcialidad

Para lograrlo, la ONU debe recuperar su papel como garante neutral. No puede ser un organismo que funcione a conveniencia de bloques militares ni que se deje arrastrar por la lógica de la OTAN o de Moscú. Así como en el pasado se buscó evitar la expansión militar hacia las fronteras rusas, hoy debe recordarse que la paz se construye sobre el respeto mutuo y la imparcialidad.

Un proceso transparente, supervisado por observadores internacionales de países neutrales, daría legitimidad y cerraría la puerta a acusaciones de manipulación.

Pensar en la gente, no en los mapas

El gran error ha sido convertir a Donetsk y Luhansk en una pieza más de la pugna entre potencias. Pero los ciudadanos no son soldados de laboratorio. Son hombres y mujeres que desean vivir en paz, con agua, gas, electricidad y escuelas para sus hijos. Ellos no piden discursos ideológicos ni banderas impuestas, piden estabilidad y dignidad.

La paz en el Donbás exige coraje político y visión histórica. No se trata de premiar invasiones ni de castigar naciones, sino de escuchar a un pueblo que ha sido silenciado por demasiado tiempo.

Aceptar un referéndum de autodeterminación, avalado por la ONU y respetado por Rusia, Ucrania y Occidente, es la única vía justa para transformar la guerra en convivencia.

Porque al final, la verdadera frontera no es la que se dibuja en los mapas, sino la que separa la guerra de la paz. Y esa línea solo podrán borrarla los propios ciudadanos de Donetsk y Luhansk, cuando se les devuelva lo que nunca debió negárseles: el derecho a decidir su futuro.

Dr Alfonzo Bolívar

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