
Dos ONG opositoras denunciaron este jueves la muerte de Somayeh Rashidi, presa política iraní de 42 años, como consecuencia del trato negligente recibido en la prisión femenina de Qarchak, en la provincia de Teherán.
Por Infobae
Según informó la ONG Hengaw, con sede en Oslo, la enfermedad y el posterior coma de Somayeh Rashidi fueron consecuencia de la “denegación de tratamiento médico” mientras permanecía recluida en la prisión de Qarchak, un centro conocido por sus pésimas condiciones. La organización aseguró que “la negligencia empeoró su condición, lo que provocó convulsiones y finalmente un coma”.
La ONG denunció que, en lugar de brindarle tratamiento apropiado, los médicos de la cárcel solo le proporcionaron sedativos y medicación psiquiátrica, que empeoraron los problemas de salud que había desarrollado en prisión.
Fuentes cercanas a la familia señalaron que cuando Rashidi sufrió convulsiones, los funcionarios penitenciarios se negaron a trasladarla a la enfermería e incluso la golpearon. Solo fue derivada a un hospital tras las quejas y la presión de sus compañeras de celda. Estas mismas fuentes denunciaron además que los familiares han recibido presiones para declarar oficialmente que la muerte fue producto de un “error hospitalario”.

Rashidi fue detenida el 24 de abril de 2025 por escribir eslóganes de protesta en muros de Teherán y acusada de “propaganda contra el Estado”. Inicialmente estuvo recluida en la cárcel de Evin, pero tras el ataque israelí contra esa prisión durante la guerra de 12 días en junio, fue trasladada a Qarchak junto con otras prisioneras.
La ONG Iran Human Rights, también con sede en Oslo, confirmó estos hechos y añadió que Rashidi “se enfermó gravemente en prisión, pero a pesar de las repetidas súplicas de otras reclusas para trasladarla a un hospital, las autoridades penitenciarias se negaron hasta que perdió el conocimiento y cayó en coma”. La ONG agregó que otra mujer había muerto recientemente en la misma prisión debido al maltrato recibido, cuyo cadáver permaneció horas sin ser retirado por el personal.
Su director, Mahmood Amiry-Moghaddam, declaró: “La prisión de Qarchak es símbolo de una negación evidente de la humanidad y de la dignidad humana. El funcionamiento continuado de estas instalaciones es una mancha en la conciencia del mundo”.
La ONG denunció que en dicha prisión las mujeres están confinadas en espacios hacinados, sin ventilación ni iluminación adecuadas, en condiciones insalubres y sometidas además a tratos degradantes y sexistas. Ambas organizaciones coincidieron en que Rashidi era una “presa política” y responsabilizaron al régimen iraní de su muerte.
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