
Días de vértigo en Telefónica. La operadora abrochaba esta semana la venta de su filial en Uruguay por 377 millones de euros. En paralelo, trascendía que América Móvil, controlada por el empresario mexicano Carlos Slim, y la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (Entel) de Chile exploran entrar en la puja por los activos en ese país de la firma que preside Marc Murtra. Se trata de movimientos alineados con la senda de desinversiones acometida por Telefónica en países como Perú, Argentina y Colombia, dentro de la operación salida de la compañía de Latinoamérica. Sin embargo, un país amenaza con convertirse en una auténtica piedra en el zapato de la operadora española en ese proceso. Según aseguran diversas fuentes financieras y otras próximas a la firma, el plan para deshacerse de su filial venezolana topa desde hace meses con la falta de comprador.
Por: El País
El escenario político es endiablado. El frente abierto por la administración Trump contra el gobierno de Nicolás Maduro, incluso con el riesgo de una escalada militar sobre la mesa, expone ante la Casa Blanca a las compañías con presencia en el país; estas, por otra parte, tampoco encuentran facilidades para colocar el negocio en la actual situación y, como querrían, hacer las maletas. En el caso de Telefónica, los mensajes emitidos por la propia empresa al más alto nivel han sido algo contradictorios. Mientras que Murtra ha insistido en que la estrategia en esta nueva etapa pasa por acelerar el adiós al continente latinoamericano y concentrar los esfuerzos en Europa, el presidente de Telefónica Venezuela, José Luis Rodríguez Zarco, sembraba una semilla de duda y desmentía por sorpresa la mayor hace apenas unos días. “Nadie me ha hablado en absoluto de la posibilidad de vender la operadora en Venezuela. Sinceramente lo digo. De lo contrario, sería el primer sorprendido si esto sucediera”, afirmó Zarco a finales de septiembre durante la Feria Internacional de Tecnología de Venezuela (Fitelven), celebrada en Caracas.
Venezuela genera en Telefónica sentimientos encontrados. Un ex alto cargo con décadas de experiencia en la operadora recuerda que, junto a Colombia, la de Venezuela es la filial que mejor ha funcionado históricamente en la corporación. “Por momentos, ha sido una verdadera caja registradora”, confiesa. Sin embargo, la deriva del régimen chavista, con los problemas para repatriar capitales y la constante depreciación del bolívar, dejó en papel mojado gran parte de esas ganancias. “Es un negocio cautivo, que volvería a funcionar y a valer mucho más si la presión estadounidense terminara por provocar un cambio político y de régimen. Ahora mismo, no es de extrañar que su valor sea cercano a cero”, subraya. En la medida en la que la situación degenere, expone esta fuente, “las empresas que se queden estarán cada vez más solas”.
Las cifras no engañan. Son más que razonables incluso ahora, años después de que en 2009 se llegara a los 3.700 millones de ingresos y se acentuara el golpe de la inflación. Según las propias memorias de la compañía, Venezuela registró un beneficio de 212 millones en 2024, en el top cinco de países con mejor desempeño en el conglomerado. Ya había sumado otros 101 millones el año anterior. Sin embargo, Telefónica sufre más las espinas que las rosas, y paga los peajes. A finales del año 2024, el Departamento de Justicia de Estados Unidos desvelaba que Telefónica Venezolana, la división de la compañía entonces presidida por José María Álvarez Pallete, había llegado a un acuerdo para pagar una multa de 85,26 millones de dólares y dar carpetazo a una investigación sobre una trama de sobornos a funcionarios con el fin de recibir acceso preferente a dólares estadounidenses en una subasta de divisas allá por el año 2014. “Telefónica Venezolana eligió apoyar a un régimen corrupto para eludir las dificultades de realizar negocios legales en Venezuela”, exponía una fiscal.
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