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Estuve cavilando cómo titular este artículo, y creo que sólo puede ser con una sola palabra: Prosperidad.
Pero, ¿a qué me refiero cuando hablo de prosperidad? Pues, es la palabra que se me viene a la mente cuando respondo a la interrogante de ¿qué pasará en Venezuela cuando recobramos la libertad?
Sí, lo que viene para Venezuela es prosperidad; incluso, en este momento, que redacto esta columna, muchos inversionistas ven con ansiedad la situación en Venezuela y están decididos a ir a invertir en nuestro país cuando ocurra el cambio político.
Muchos visionarios y grandes empresarios saben de las potencialidades venezolana en materia de energía, turismo, comercio, minerales, hidrocarburos y mucho más. Por ende, están ansiosos en ir a Venezuela para invertir y ayudar al crecimiento nacional.
Ellos saben que al salir la organización delictiva que usurpa el poder y devenir un nuevo sistema liberal guiado por María Corina Machado estarán dadas las condiciones para emprender y desarrollar sus negocios y con ello generar riquezas para todos.
Pues, ese es el objetivo de una economía sana. Que ganen los inversionistas con sus buenas inversiones y acciones financieras, que ganen los profesionales, técnicos y obreros a través de buenos empleos estables y bien remunerados y que gane el Estado a través de impuestos sensatos y dirigidos al engrandecimiento nacional.
Porque en la medida que el Estado sea pequeño, la producción grande y la libertad plena, más crecimiento tendrá el país; en la medida que el Estado se ocupe de seguridad, salud y educación, y los empresarios a generar riquezas, en esa misma magnitud tenderemos una nación fuerte.
Y esa realidad va a generar prosperidad para todos por igual; en una nación donde cada venezolanos tendrá suficiente dinero para vivir con dignidad, donde los hospitales funcionen, donde la educación sea de calidad, donde el gobierno se ocupe de lo que tenga que ocuparse y la sociedad se desarrolle con libertad.
Ese es el sueño que poseemos y por lo que hemos venido luchando; esa es la Venezuela grande que María Corina Machado ha soñado y por la que ha luchado incansablemente a lo largo de todos estos años.
Prosperidad en las ciudades. Prosperidad en los campos. Prosperidad en el oriente, centro y en el occidente de Venezuela; un país con servicios públicos de calidad, con carreteras acondicionadas; con una economía pujante y activa.
Y ese país es el que se viene pronto, cuando saquemos del poder al Cartel de Los Soles, cuando abramos las puertas a la libertad y cuando Nicolás Maduro solo sea un mal recuerdo.
Confío en que esto pasará pronto porque confío en el liderazgo de María Corina Machado y Edmundo González Urrutia porque confío en Dios que nos bendice y nos guía.
Sin más que agregar, nos leemos la próxima semana.
