
Stephanie Gonzálvez llegó a Estados Unidos con un sueño claro: trabajar, aportar y construir una vida nueva. Lo logró durante un tiempo, pero los cambios recientes en la política migratoria la han dejado sin permiso, sin empleo y con la incertidumbre de tener que regresar a un país donde teme por su vida.
Por Telemundo 51
Stephanie arribó hace dos años bajo el parole humanitario, un proceso que describe como un camino angustioso. Tras meses de espera, obtuvo sus documentos y consiguió estabilidad laboral como jefa de cocina en un restaurante.
Incluso soñaba con servir en el Ejército. Pero todo cambió cuando el gobierno eliminó el programa: perdió su trabajo y su seguridad.
Buscando una alternativa, aplicó al TPS (Estatus de Protección Temporal), pero también fue cancelado. “Millones quedamos sin nada otra vez”, lamenta. La incertidumbre la llevó a una crisis emocional: “Yo lloraba todas las noches. Llegué a pensar que tenía que regresarme a Venezuela sin nada”.
Hoy, Stephanie sobrevive gracias a su creatividad. No pudo continuar sus estudios ni volver a su empleo, pero se apoya en su pasión por la repostería y el emprendimiento: “Yo vendo lo que sea, cocino, personalizo ropa. Busco cómo mantenerme a flote”.
Aunque ha contemplado regresar, el miedo la detiene: “Me da terror Venezuela. Terror. No sé qué sería de mí allá”. Su futuro depende de un caso de asilo pendiente, como miles de historias suspendidas en un limbo legal.
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