Las remesas en picada, otro salvavidas que pierde Venezuela, por Gerardo Lucas
29 Sep 2025, 11:57 4 minutos de lectura

Las remesas en picada, otro salvavidas que pierde Venezuela, por Gerardo Lucas

Por La Patilla

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Las remesas que los venezolanos reciben desde el extranjero es un tema que está rodeado de misterio. Las cifras oficiales son escasas y fragmentadas. El Banco Mundial las estima en unos 3.800 millones de dólares para 2024, equivalentes al 3,7% del PIB nacional. Aunque esta proporción parece modesta frente a países como El Salvador (24% del PIB) o como Honduras (22%), para Venezuela representa un flujo vital en medio de la recesión prolongada.

La información disponible sugiere que el envío de remesas al país se está reduciendo. Por otra parte, el diferencial cambiario ha impulsado a muchas familias a recurrir a canales informales, que no se reflejan en estadísticas oficiales, asunto que dificulta, aún más, una medición precisa de la cantidad real de dinero que entra. 

El economista Leonardo Soto proyecta para 2025 una caída de 1.000 millones de dólares respecto a 2024, debido a factores externos: inflación global, restricciones migratorias en Estados Unidos y Europa, y los conflictos geopolíticos que encarecen los costos de vida de los migrantes.

Mientras que, César Atencio, de la Casa de Cambio Zoom, la atribuye, en parte, al fin del Permiso Temporal Protegido (PTP) que beneficiaba a unos 600.000 venezolanos en EE.UU. Según su data, en 2023 el 60% de las remesas procedía de ese país, en 2024 la proporción bajó a 47%. Además, confirma que la apertura del diferencial cambiario ha incentivado el uso de vías alternativas, más difíciles de rastrear.

La Encuesta de Condiciones de Vida (ENCOVI) de la UCAB respalda esta tendencia. Entre 2021 y 2024 se evidencia una reducción en los envíos. En 2023, el 57% de los venezolanos recibía ayudas, mientras que en 2024 el porcentaje cayó al 44%. La mayoría de las transferencias son mensuales (46%), seguidas por quincenales (11%) y trimestrales (18%).

Si se compara con la región, la situación luce más crítica. En 2023, el Banco de España reportó fuertes flujos hacia Colombia (1.500 millones de euros), Ecuador (900 millones) y República Dominicana (700 millones). Venezuela, pese a tener más de 350.000 emigrantes en España, prácticamente no aparece en el registro, lo que sugiere que buena parte de los envíos se realiza fuera de los canales formales.

El impacto social es innegable. En muchos hogares venezolanos, las remesas se destinan a la alimentación, medicinas y educación. Una caída de 1.000 millones de dólares representa menos dólares circulando en barrios y ciudades, menos alivio para familias enteras que dependen de ese ingreso y, en definitiva, mayor presión sobre una economía interna ya debilitada. 

La red formal disponible para recibir dinero es limitada: apenas 132 puntos en todo el país, frente a 25.000 en Colombia y 100.000 en México. Esto restringe la transparencia del flujo y aumenta la dependencia de métodos informales.

En conclusión, la posible caída de las remesas en 2025 es una mala noticia para Venezuela. No solo porque se reduce un ingreso externo clave, sino porque amenaza con profundizar la fragilidad de millones de familias. En un país con salarios mínimos en torno a los 4 dólares mensuales, perder ese salvavidas traería como consecuencia que la precariedad toque fondo.

 

Gerardo Lucas. Economista e historiador.
https://gerardolucas@wordpress.com

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