
Laureano Ortega Murillo, hijo de Daniel Ortega y Rosario Murillo, se ha convertido nuevamente en el centro de la atención pública tras las revelaciones sobre la mansión que mandó a construir en Managua, en la exclusiva zona de Villa Fontana.
Por infobae.com
La residencia, valuada entre 8 y 11 millones de dólares, se extiende sobre un terreno de entre 2.5 y 3 manzanas y cuenta con características de lujo y seguridad de alto nivel.
“La mansión es de dos plantas, tiene seis habitaciones y seis baños. Una cocina con dos islas. Con piso y escaleras de mármol Carrara, llevado desde Italia”, detalló el periodista Miguel Mendoza, quien expuso las fotografías del lujoso inmueble.
La mansión oculta un techo blindado con losa de 80 centímetros reforzada con malla metálica, diseñada bajo un sistema monolítico para proteger la residencia de ataques con drones, según describieron las fuentes a Mendoza.
“La casa es un búnker por dentro, con cristales blindados y materiales importados. Toda la construcción estuvo a cargo de personal extranjero”, aseguró. La obra incluye además una rotonda con una fuente lineal de 3×40 metros, una terraza con capacidad para 180 personas y una residencia adicional destinada a los escoltas personales de Laureano Ortega.
Según el periodista, el proyecto fue ejecutado sin el consentimiento de Rosario Murillo, lo que desató un conflicto familiar. “Cuando supo cada detalle de la obra, Rosario le prohibió al chigüín (niñato) mudarse: ‘de aquí no salís’, le dijo. Incluso le prohibió hasta visitarla, aunque parece que eso último logró negociarlo”, afirmó.
Ante esta prohibición, Laureano transformó la mansión en casa de protocolo para alojar delegaciones extranjeras, principalmente de Rusia y China. “Mientras duran esas visitas, Laureano se aloja con su familia ahí; los atienden, hacen fiestas, hasta bacanales”, concluyó Mendoza.
Las revelaciones sobre la mansión aparecen a contrapelo del lanzamiento de una “campaña contra la corrupción” que anunció este mes Rosario Murillo. “Ante el creciente tsunami de corrupción que azota y asola al mundo, sobre todo en detrimento de los pueblos empobrecidos, y Nicaragua no puede ser una excepción, la Copresidencia de la República ha instruido a las instituciones pertinentes a desatar acciones contundentes para perseguir, procesar y castigar cualquier forma de corrupción que atente contra los Intereses de las familias y del pueblo nicaragüense”, declaró el pasado 5 de agosto.
Murillo afirmó que se creará una Procuraduría General de Justicia que identificará, perseguirá y procesará a los responsables de actos de corrupción. “El Estado nicaragüense no permitirá, de ninguna manera, disfrazar o encubrir intereses ajenos a nuestro pueblo, para cometer o seguir cometiendo infames actos de robo y saqueo del erario”, advirtió.
Las contradicciones entre el discurso oficial y la vida de lujo del hijo de la pareja presidencial han generado cuestionamientos dentro y fuera del régimen. Según Mendoza, el choque entre madre e hijo tiene su raíz precisamente en la ostentación. “El problema es que Laureano hace un uso excesivo de la riqueza y eso incomoda a Rosario, que mantiene otro estilo de control”, señaló.
Laureano Facundo Ortega Murillo, de 41 años, es el sexto hijo del matrimonio gobernante y el más visible en la vida pública y política. Su nombre ha estado ligado a los principales proyectos internacionales del régimen en los últimos años.
Ha encabezado delegaciones en Rusia y China, y fue él quien firmó el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Pekín en 2021, relegando incluso al entonces canciller Denis Moncada.
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