Corría el año 1958. Lana Ponting tenía 16 años cuando su familia la ingresó a un hospital psiquiátrico en Montreal, Canadá. Allí permaneció durante un mes por haber tenido “conductas desobedientes”. Y jamás imaginó que en aquel encierro sería parte de un experimento ultrasecreto de la CIA sobre el control mental.
Por Clarín
Este último jueves 13 de noviembre un juez rechazó la apelación del hospital canadiense Royal Victoria en la demanda colectiva de la que Ponting es parte.
Aquel hospital está asociado a la Universidad McGill, integrada por Ewen Cameron, el investigador ya fallecido encargado de la manipulación de los pacientes. De esta manera la demanda tiene posibilitado el camino para continuar.
Algo que, si sucede, reconocería legalmente el “daño sufrido” por Ponting, quien confesó a la BBC: «A veces me siento en mi sala y mi mente regresa, y pienso en las cosas que me sucedieron». Es en esos ratos donde recuerda a Cameron, el psiquiatra que drogaba a los internos y les hacía escuchar grabaciones, en un proceso que este autodenominó “exploración”.
Esta historia se suma a la gran cantidad de casos destapados en 1977, cuando se supo que la central de inteligencia había financiado experimentos de lavado de cerebro.
Las secuelas de Lana Ponting, una de las víctimas del programa de control mental
«Cada vez que veo una foto de Cameron me da tanta rabia», dijo Ponting a la BBC. Hoy es abuela de cuatro nietos después de haber tenido dos hijos, pero lo vivido en el hospital Allan aun la hace “despertarse gritando” por las noches.
Tenía 16 años cuando, después de una “difícil mudanza familiar” de Ottawa a Montreal, un juez ordenó que recibiera tratamiento en aquel lugar. Según se desprende de los archivos médicos a los que tuvo acceso, ella “se había estado escapando de la casa» y se juntaba con amigos que sus padres no aprobaban.
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