Julio César Arreaza B.: Saber gobernar
23 Nov 2025, 15:42 3 minutos de lectura

Julio César Arreaza B.: Saber gobernar

Por La Patilla

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La fuerza del péndulo histórico, la justicia terrenal y divina, el patrón sistemático de violación de los derechos humanos, el dinamismo que envuelve el principio de la alternabilidad democrática reforzado con el rotundo y verificado mandato de la soberanía popular, son factores que al conjugarse con el apoyo decidido de los países libres producen un giro hacia la inevitable transición a la democracia.

La Nobel de la Paz es la líder legítima para presidir el cambio y se cuenta con un presidente electo.

Está disponible el programa de acción de gobierno llamado “Venezuela Tierra de Gracia», en el que se invirtieron horas hombre de pensamiento y trabajo.

Dicho lo anterior, quiero poner el énfasis en la necesidad de dar un salto cualitativo y construir, peldaño a peldaño, la república señalada en nuestro destino histórico y dentro de ella la confección de una democracia sólida. Para ello hay que demoler no solo el ecosistema criminal sino apartarse de los funcionales del sistema que lo soporta como trompo servidor.

Presten atención al siguiente punto que exige grandeza, coraje y coherencia.

Saber gobernar es fundamental y rodearse de un equipo de dirección que sepa resolver los problemas de la gente y avanzar hacia los objetivos. Realizar la mejor selección evitando el error de designar por compromisos a nulidades consagradas, que terminan siendo lastre, son unos teóricos carentes de sentido práctico para gerenciar la consecución de los fines.

La experiencia indica que a veces el buen currículum no es suficiente, se trata de escoger a personas que tengan habilidades ejecutivas, de manejo de equipo y empuje para la consecución de logros. Y que sean honestos.

Muchas veces el gurú en una determinada materia es un fiasco para dirigir un ministerio. He observado en los diferentes gabinetes de los que formé parte, que a veces cuando se designaba al mejor especialista, si no lo adornaban otras habilidades y cualidades resultaba un chasco, por lo poco ejecutivo e inspirador para dinamizar el trabajo en equipo. El liderazgo es un don que no todos tienen.

Otro aspecto a considerar. No se puede renunciar a la convivencia política en el marco del pluralismo democrático, pero hay que suprimir las malas prácticas que han permitido que la política haya perdido su dimensión simbólica de actividad vital y haya sido prostituida por frivolidades y otros vicios que conducen a la servidumbre.

Hay que promover y respetar el espacio de lo político, lleno de ciudadanos que no renuncian a ejercer su pensamiento crítico y aportar, siendo el lugar donde los ciudadanos discuten, se reconocen y construyen juntos.

El empoderamiento de este espacio conviene a quienes dirigirán la transición como representación política.

Es indispensable saber diferenciar entre lo político y la representación. Son dos cosas diferentes pero constituyen el binomio democrático.

Es tarea de todos cultivar el pensamiento crítico para saber discernir y rechazar la manipulación de liderazgos desviados, que disminuyen y vulneran los pilares republicanos.

¡Libertad para los presos políticos!

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