Julio César Arreaza B: El gran escritor del siglo XXI
28 Sep 2025, 12:15 6 minutos de lectura

Julio César Arreaza B: El gran escritor del siglo XXI

Por La Patilla

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Roberto Bolaño -chileno, mexicano y español- se convirtió a partir de su temprana adolescencia en un lector voraz, leyó todo y de todo en el ámbito literario. Vivió la vida poéticamente y fue cabalmente auténtico, estamos en presencia de un artista, de un poeta y novelista. Falleció tempranamente a los 50 años y en solo 5 años produjo una obra colosal, calculando bien su tiempo de vida y previendo dejar asegurados a sus 2 hijos menores. Vivió pobre y felizmente 30 años en Blanes, un pueblito español de la Costa Brava.

Jovencito, de 17 años, junto con su carnal, el poeta Mario Santiago, fundaron el movimiento infrarrealista; apegados a sus espíritus errantes y aventureros caminaron México DF y más allá, leyendo y escribiendo poesía desaforadamente y comiendo poco.

Fervoroso en la militancia a sus 20 años, como suelen ser, según sus propias palabras,… “los jóvenes comprometidos que entregamos lo poco que teníamos, lo mucho que teníamos, que era nuestra juventud, a una causa que creíamos la más generosa de las causas del mundo y que en cierta forma lo era, pero en la realidad no lo era. Luchamos a brazo partido pero teníamos jefes corruptos, líderes cobardes, un aparato de propaganda que era peor que un leprocomio, luchamos por partidos que de haber vencido nos habrían enviado de inmediato a un campo de trabajos forzados. Pusimos toda nuestra generosidad en un ideal que hacía más de 50 años que había muerto. Pero fuimos estúpidos y generosos, como son los jóvenes que todo lo entregan y no piden nada. Toda latinoamérica está sembrada con los huesos de esos jóvenes olvidados. Todo lo que he escrito es una carta de amor y despedida a mi propia generación, los que nacimos en la década del cincuenta….”

Bolaño encarna al poeta verdadero, que osa adentrarse en la oscuridad con los ojos abiertos y  mantiene los ojos abiertos pase lo que pase…lo escancia con palabras y escenas precisas. Se adentra por territorios desconocidos y enriquece al árbol de la literatura en su incesante búsqueda de la originalidad. Se acerca a la conciencia del ser humano y es un innovador de lo que cuenta y la estructura de lo contado. Su lenguaje es preciso y poético en forma de prosa.

Descrubió que el cambio que requería la literatura era trabajar más con la estructura y luego llenarla con historia y ficciones. Prefiere a los que lo explotan, que a los que lo imitan. La literatura que él hace se aleja de los argumentos redondos, para poner acento en la estructura: cómo se cuenta y se organiza la experiencia. El mundo se volvió más complejo y fragmentado, como para que un argumento lineal pudiera representarlo de manera fiel.

Hay que trabajar la forma misma, ya no se sostiene en un simple tema detectivesco. En su obra maestra y de juventud “Los detectives salvajes”, la trama es múltiple, dispersa e inconclusa. Lo importante no es que pasó al final, sino cómo se organiza el flujo de voces, documentos, perspectivas, como espacio explorador y silencios. Esta arquitectura fragmentaria, coral, a veces laberíntica, se convierte en el verdadero corazón de la obra.

La novela insurge como una forma de enfrentarse a la violencia, la historia y la memoria.

La estructura se vuelve un laboratorio narrativo, que permite abrir preguntas más que cerrarlas con un argumento clásico. El argumento ya no basta porque simplifica.. La estructura en cambio multiplica sentido y lecturas.

Él se oponía a los narradores que seguían confiando en la novela de : principio, nudo y desenlace, porque los veía como escritores cómodos, burgueses o superficiales.  En cambio creía que la verdadera literatura debía arriesgarse y eso se arreglaba en la construcción formal, no en repetir argumentos ya gastados,

Hoy lo importante no es la historia, sino cómo está contada, la estructura pesa más que el argumento. Es decir, la literatura no consiste en contar lo que pasa, sino en crear el espacio donde esos acontecimientos adquieren potencia estética y moral.

Roberto Bolaño pone la estructura como un espejo de la complejidad del mundo, mientras el argumento queda reducido a un simple punto de partida. Construye sus obras, no como un argumento único, sino como un universo narrativo interconectado donde cada parte ilumina o enmascara a las otras.

De lo perdido, de lo irremediablemente perdido, solo desea recuperar la disponibilidad cotidiana de su escritura, líneas capaces de cogerlo del pelo y levantarlo cuando su cuerpo no quiere aguantar más. Vive la soledad inmaculada de los valientes, el día que se ajusta a la vida como un guante.

La novela total para Bolaño es la novela que se sumerge en el caos, que es la materia misma de la novela ideal y que trata de ordenarlo y hacerlo legible.

El poeta y narrador chileno despegó y su magnífica obra adquiere mayor visibilidad, opera un cambio de inflexión, cuando recibe el premio Rómulo Gallegos en 1999. Se despertó un gran interés por él y no tuvo pausa en su inmensa producción literaria hasta el 15 de julio de 2003, día de su partida precoz: cinco décadas vividas.

En tan solo 5 años se entregó con una consagración absoluta al oficio, y eso lo catapultó como uno de los mejores escritores del siglo XXI, que apenas rozó. Intuía que no viviría mucho y trabajó duro, de día y noche, y nos legó una obra monumental y vigente. Los detectives salvajes (novela de juventud), Estrella distante y 2666, publicada póstumamente en 2004, entre otras.

Inspirado por el premio recibido evocó aquella noche caraqueña, donde afuera cantan, unos 10.000 o 20.000 grillos, la noche americana de todos nosotros, de los que duermen y de los que no podemos dormir.

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