José Luis Méndez La Fuente: ¿Quién les paga a los árbitros del fútbol español?
27 Sep 2025, 11:58 5 minutos de lectura

José Luis Méndez La Fuente: ¿Quién les paga a los árbitros del fútbol español?

Por La Patilla

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En marzo del año 2018 publicamos un artículo que llevaba por nombre Fútbol y política, en el cual hacíamos referencia a un eslogan publicitario de la época, claramente dirigido al público asiático, en el que un joven exclamaba, llevado por la manera en que se vivía el fútbol  en España, que “no puede ser fútbol, tiene que ser otra cosa”. Y no se equivocaba, era otra cosa además de la pasión y del fanatismo palpables todos los fines de semana.

Pasados siete años de aquella publicidad de la Liga Española de Fútbol, se puede decir que nada ha cambiado y que el fútbol en España es algo más. Solo que ya no es únicamente arrebato y crispación cada vez que se juega un partido. Ahora es algo muy diferente, es una competencia en que la pasión se ha convertido en pugnacidad y hostilidad sin límites, en que el engaño y la mentira se han convertido en sustitutos de la verdad y en la cual el relato de las partes involucradas: Federación, Liga, Comité de árbitros y participantes, buscan modificar la realidad que el público percibe, manipulándola y adulterándola. En definitiva, el fútbol en España se ha convertido en una pasión inútil y en un sistema de corrupción que traspasa la realidad.

Cuando un par de años atrás, salió a la luz, como resultado de una investigación del fisco, la trama de corrupción que hoy se conoce como “Caso Negreira”, lo que más me impresionó  con el correr de los días,  fueron las diferentes explicaciones y argumentos que los implicados: Enrique Negreira, vicepresidente del Comité de Árbitros, su hijo Jorge Negreira y exdirectivos y representantes del Fútbol Club Barcelona, dieron en su momento para justificar los pagos de más de ocho millones de euros que las diferentes juntas directivas del Fútbol Club Barcelona le estuvieron efectuando al señor Negreira, vicepresidente del Comité de Árbitros, hasta el año 2018, cuando casualmente cesó en sus funciones como directivo arbitral y ,luego, ser despedido del Barcelona. Pagos que se realizaron, según lo afirman conocidos exdirectivos y relacionados del F. C. Barcelona, en distintos medios, con el propósito de evitar decisiones arbitrarias en contra del Barsa y equilibrar la balanza que, según ellos mismos, estaba inclinada a favor de otro rival, es decir, del Real Madrid.  

Dentro de la amplia variedad de material periodístico, así como de videos, que se puede encontrar en las diferentes fuentes informativas existentes hoy en día, destaca, en mi opinión, una declaración que me dejó impactado por su aparente sinceridad, (la verdad es que se hizo con miras a librarse de una sanción pecuniaria, de conformidad con el numeral 1 del articulo 107 de la Ley del Deporte, de enero, 2023), y que no ha tenido mayor trascendencia, más allá de la confesión expresa de haber recibido dinero de manera continua de un equipo de futbol participante en una competencia de la cual él era jefe de los árbitros de campo. Nos referimos a la pregunta de ¿cuánto cobraba por ser Vicepresidente del Comité de Árbitros?, formulada por la agencia tributaria que descubrió los pagos no declarados a hacienda durante dieciocho años por el F.C. Barcelona, y a la que Enrique Negreira respondió, palabras más, palabras menos: que no cobraba nada de la federación y que nunca quiso cobrar porque tenía su empresa Dasnil y ya cobraba del FC Barcelona. O, lo que es igual, que no recibía un sueldo de la federación,  porque renunció al mismo, si bien, esto no lo aclara, y era empleado del Barcelona; una circunstancia que da mucho en que pensar, pues cabe preguntarse: ¿Quién le paga a los árbitros en la liga de fútbol española, los equipos?, ¿Cuál es, entonces, el papel que desempeña la federación que permite que a un árbitro le pague el sueldo un equipo de la liga?, ¿Había o hay algún otro arbitro en la misma situación del vicepresidente Negreira? Las consecuencias éticas y jurídicas de esa simple y aparentemente ingenua respuesta, implican más que una mera confesión del delito de corrupción deportiva o de cohecho, exponen la desfachatez y pérdida de vergüenza de una sociedad corrompida hasta los tuétanos, que engaña y se deja engañar, con el aval de gran parte del periodismo deportivo, porque sencillamente no le importa. 

Definitivamente, aunque por motivos muy distintos a los del anuncio publicitario, el fútbol en España es otra cosa.

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