
Similar a cualquier juego de ajedrez, esta afrenta contra la narcotiranía que mantiene secuestrado a mi país y sus secuaces, es un toma y dame de largo aliento. El gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, gran aliado de la democracia mundial y más específicamente de nuestro hemisferio, quien finalmente se percató de que esta mafia nauseabunda no son niños de pecho y han puesto en peligro máximo a su país, se activó de forma superlativa, sin medias tintas, lo que se traduce en un mensaje claro: no se tolerará más la violencia protagonizada por hacer cualquier clase de atropellos y delitos con tal de llevar a cabo la inundación de droga en todo el continente y la impunidad por estos hechos.
Allí vamos, pendientes de que cada movimiento cambia el rumbo del partido, el tablero se ha mudado al Caribe, y nos mantiene expectantes del destino de la región.
Nadie puede negar que algo está pasando y que al mirar los movimientos de los peones comunistas se nota su nerviosismo, ya la semana pasada comentamos de su ridícula súplica y arrebato de pedir paz al presidente Trump cuando ellos son los mayores precursores y ejecutores de la guerra y el atropello a un pueblo que clama por paz y progreso.
La jugada maestra de esta semana la protagonizó el Departamento de Estado de los Estados Unidos cuando anunció que a partir de mañana 24 de noviembre designará al llamado Cártel de los Soles como Organización Terrorista Extranjera (FTO por sus siglas en inglés) una clasificación que se aplica bajo la sección 219 de la Ley de Inmigración y Nacionalidad. La decisión entrará en vigor con su publicación en el Registro Federal, siguiendo el procedimiento habitual en estos casos. Esta nueva categoría no es un simple sello burocrático: activa consecuencias penales directas para cualquier individuo, institución o gobierno que provea “recursos, equipamiento o asistencia” a una organización incluida en la lista FTO. Se trata de un marco jurídico más severo que el régimen de sanciones financieras previamente aplicado por el Departamento del Tesoro bajo la figura de SDGT (Terroristas Globales Especialmente Designados).
Ambas designaciones, la financiera y la terrorista,
conviven pero no cumplen funciones equivalentes ni operan sobre las mismas herramientas legales.
El mensaje político de Washington es inequívoco: la clasificación FTO no sustituye a la sanción previa, sino que la profundiza y amplía dentro de otro ámbito legal, uno que permite acciones penales y operativas de mayor alcance.
El anuncio coincide con el arribo del portaaviones USS Gerald R. Ford al mar Caribe en el marco de la “Operación Southern Spear”. Según la Armada de EE.UU el grupo de ataque del Ford cruzó el paso de Anegada el pasado domingo en la mañana acompañado por escuadrones de combate y destructores con misiles guiados. El despliegue involucra cerca de 15.000 efectivos y casi una docena de buques, representando la mayor presencia militar estadounidense en la región en varias generaciones. La simultaneidad entre la designación FTO y la movilización naval no es casualidad: Washington está redefiniendo el tablero estratégico del Caribe.
¿Qué significa esto para el poder venezolano?
La inclusión del Cártel de los Soles como FTO abre un nuevo capítulo: por primera vez, actores centrales del narcoregimen de poder venezolano quedan insertos en un marco jurídico que permite a Estados Unidos perseguir penalmente en cualquier jurisdicción bajo su alcance a quienes considere responsables de proveer apoyo material a una organización terrorista.
Si establece una arquitectura legal que amplía drásticamente el rango de acciones posibles judiciales, financieras, operativas y diplomáticas contra figuras del régimen venezolano.
En términos políticos, el resultado es claro: Washington ha elevado el conflicto con los malandros a un nuevo nivel, uno donde ya no lo aborda sólo como un problema de narcotráfico o autoritarismo, sino como un asunto de terrorismo internacional.
La pregunta que queda sobre la mesa es si el narcoregimen de Nicolás Maduro comprende la magnitud de este giro o si decidirá ignorarlo, como lo ha hecho con cada advertencia previa. Lo cierto es que a partir de mañana 24 de noviembre, el terreno legal y geopolítico que pisa el poder de los narcomalandros será otro, mucho más estrecho, mucho más peligroso y con consecuencias que ya no controlan. Desde la cárcel del exilio y a sabiendas de que estas lacras herederas del traidor mayor, hoy felizmente difunto, no cesarán en su aspiración de aferrarse al poder eternamente, más bien pasaran a la historia por escoger no morir por muerte natural, definitivamente será con los pies hacia adelante y los 9 millones de venezolanos regresaremos en paz y felices a reconstruir nuestra patria.
Mi abrazo y apoyo a toda iniciativa que conlleve hacia la salida de esta plaga que no ha tenido compasión de los venezolanos, solo busca su enriquecimiento y la entrega de la patria para mantenerse saqueando nuestras riquezas, a toda costa seguimos enfrentandolos cada segundo sin pausa, en mi caso lo sigo haciendo con MI PLUMA Y MI PALABRA
José Gregorio Briceño Torrealba
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