
Durante más de una década, la presencia de la flota pesquera china frente a las costas de Sudamérica ha dejado de ser estacional y se ha convertido en un fenómeno estructural que modifica rutas, actividades y equilibrios geopolíticos.
Por Yalilé Loaiza | Infobae
Lo que antes era un tránsito periódico de embarcaciones se transformó en una operación permanente respaldada por subsidios estatales, prácticas cuestionadas y un aumento sostenido del esfuerzo pesquero. Los datos, las imágenes satelitales y los testimonios de expertos revelan un patrón que recorre toda la región: China intensifica su presencia en el Pacífico sur, desplaza puertos tradicionales y encuentra en Chile un nuevo punto de apoyo, aún cuando parte de esa flota ha sido sancionada por pesca ilegal y abusos laborales.
El investigador y especialista en conservación marina Milko Schvartzman explica que este proceso se aceleró por una combinación de factores: la reducción de capacidades logísticas en puertos extranjeros, la implementación de controles más estrictos por parte de algunos gobiernos y la búsqueda de la flota china de puertos más permisivos.

Las imágenes satelitales muestran el tamaño del fenómeno. Entre 2014 y 2020, las horas de esfuerzo pesquero de la flota china pasaron de 278.000 a más de 1,2 millones, según registros recopilados por organizaciones ambientales. Aunque las cifras fluctúan, la tendencia es clara: la operación es cada vez más intensa. Para Schvartzman, es un indicio de sobrepesca. “Cuando una especie disminuye, las embarcaciones necesitan navegar más horas, permanecer más tiempo en el mar y gastar más combustible para capturar lo mismo que antes”, explica. La depredación no es solo un riesgo ambiental: afecta directamente la disponibilidad de recursos para las flotas artesanales de la región.
En este contexto, la irrupción de Chile como nuevo centro de apoyo logístico cambió el mapa. Desde mediados de 2024, los puertos del norte —principalmente Arica e Iquique— comenzaron a recibir barcos chinos con una frecuencia nunca antes registrada.

En el primer semestre del año, Chile pasó de cero ingresos en 2023 a más de dos decenas, mientras que Perú bajó de 61 a cero. Para los expertos, no se trata de un movimiento casual. “China solo utiliza puertos que no los controlen. Y por razones que aún no podemos explicar del todo, Chile comenzó a brindar apoyo logístico desde fines de 2024”, sostiene Schvartzman.
La situación generó inquietud adicional porque entre los barcos que atracan en puertos chilenos hay embarcaciones sancionadas internacionalmente por pesca ilegal, trabajo forzado y violencia a bordo, incluidos el Fu Yuan Yu 7871 y el Fu Yuan Yu 7872.
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