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El Manifiesto de Libertad publicado por María Corina Machado no es solo un documento político, es una directriz que redefine el rumbo de Venezuela.
En pocas líneas, esta proclama —nacida del dolor acumulado y de la dignidad jamás extinguida— devuelve a los venezolanos una certeza esencial, que la libertad es un derecho, no una concesión.
María Corina Machado, líder de las fuerzas democráticas y voz indiscutible de un pueblo en resistencia, describe en este manifiesto cómo será la nueva Venezuela después de la salida del régimen de Maduro y sus secuaces.
Una Venezuela donde el ciudadano vuelva a ser soberano, donde la ley proteja y no persiga, donde la dignidad —esa que el régimen de Chávez y Maduro quisieron aplastar— se convierta en motor de un país que vuelve a ponerse de pie.
“Ninguna fuerza tiránica puede dictar lo que es nuestro por derecho”, afirma.
Y esa frase resonó como un latigazo que rompió décadas de silencio impuesto.
El texto ampliamente difundido proclama que no hay espacio para el miedo, porque la soberanía popular es inalienable y porque un pueblo que se reconoce libre deja de ser víctima y se convierte en protagonista.
Es una promesa y a la vez una advertencia: Venezuela no regresará jamás a las tinieblas.
El Manifiesto de Libertad sintetiza lo que millones sienten hoy, que la transición no es una teoría, sino un destino inevitable.
Que la reconstrucción moral, institucional y humana ya empezó. Y que la nueva Venezuela -democrática, plural y profundamente libre- no es un sueño, es la misión inquebrantable de un pueblo que despertó.