
Moises Castillo (AP)
La política antiinmigración de Donald Trump ha dado un giro a una tendencia anclada en Estados Unidos desde los años sesenta. Por primera vez en décadas, y según estimaciones preliminares del Centro de Estudios Pew, el país perdió población inmigrante —con autorización e indocumentados— en los primeros seis meses de este año. El cálculo, basado en cifras del Censo, apunta a que hay 1,5 millones menos de personas nacidas en el extranjero que en enero, un mes en el que este segmento de la población llegó a los 51,9 millones de habitantes, un alto histórico.
Por El País
Las tabulaciones del Censo que usa el centro de estudios no distinguen entre inmigrantes indocumentados o los que cuentan con autorizaciones temporales, como el parole humanitario que Trump ha ido desmantelando. Los analistas consideran que la caída tiene su origen en el aumento de las deportaciones, aunque la tendencia empezó ya en 2024 con la reducción progresiva de las llegadas desde la segunda mitad del año, cuando el entonces presidente Joe Biden cambió su política en la frontera. A esto se suma también la decisión voluntaria de salir del país de muchos nacidos en el extranjero con o sin permiso para vivir y trabajar en Estados Unidos
Los cálculos del Pew coinciden con las cifras de la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS, en sus siglas en inglés) y la Reserva Federal de St. Louis que muestran cómo la masa laboral nacida en el extranjero se ha reducido en 1,2 millones de personas en esos mismos primeros seis meses del año. Es algo que llega en un momento en el que las tendencias demográficas de la población nativa evidencian el envejecimiento de una población que tiene una tasa de natalidad por debajo del reemplazo. Por lo tanto, el paralelismo con las cifras de la oferta laboral es entendible y refuerza los datos del Pew, especialmente cuando se tiene en cuenta que entre 2022 y 2023 el crecimiento de la población solo fue posible por la inmigración.
Un reciente estudio de la Reserva Federal de Dallas se suma a los ya existentes al exponer en este sentido que existen motivos de preocupación ante un endurecimiento de las políticas de inmigración “por el potencial de reducción sustancial del crecimiento [económico]”. Los cálculos de los expertos del Peterson Institute estiman que en un escenario en el que haya una deportación masiva de 1,3 millones de inmigrantes indocumentados, el PIB real se reduciría un 2,7% entre 2025 y 2028.
El giro no solo es histórico por cambiar el curso de décadas, también lo es porque apenas en 2023 Pew registra que había 14 millones de inmigrantes indocumentados. Un récord que se alcanzó tras dos años de fuerte crecimiento. Según este centro, tras la pandemia de covid-19, con los cambios en la política inmigratoria de Joe Biden, llegaron al país 3,5 millones de personas en dos años con o sin ninguna protección temporal. Este flujo nunca visto antes dio los argumentos al Partido Republicano y el presidente Trump para criticar lo que han calificado una apertura sin control de fronteras y ubicar la inmigración en la cima de su retórica política.
En esos años, el número de indocumentados nacidos en México creció poco, pero sigue siendo el país que más personas tiene en Estados Unidos con este estatus. En cambio, los naturales de países como Venezuela, Colombia, Cuba, Nicaragua, Ecuador, Ucrania y Perú multiplicaron por más de dos su población al establecerse en buena parte del país, aunque sobre todo fueron los Estados de Florida, Texas, California y Nueva York los que absorbieron a la mayor parte de los llegados.
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