
La Vinotinto vivió una noche para el olvido en Fort Lauderdale. Cayó 0-2 ante Canadá en su último amistoso del año, un resultado que quedó completamente opacado por las gradas vacías del Chase Stadium, símbolo de la profunda desconexión entre la selección y su afición.
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Videos compartidos por el periodista Armando Naranjo en su cuenta de X mostraron un estacionamiento prácticamente desierto: abundaban los puestos disponibles y fueron pocos los fanáticos que se acercaron en sus vehículos para ver el encuentro del martes 18 de noviembre.
Dentro del estadio, el panorama no mejoraba. La presencia de hinchas era mínima incluso en las zonas de comida, donde el personal esperaba sin mayor actividad en los accesos a las tribunas.
La postal más dura llegó antes del calentamiento precompetitivo: las gradas estaban completamente vacías y, entre los pocos presentes, predominaban los periodistas acreditados y colaboradores del campo. No había rastro de ambiente de partido.
Lo ocurrido en el Chase Stadium es un reflejo del creciente descontento de la fanaticada con la selección nacional.
La frustración por no haber logrado la clasificación al Mundial de 2026 —cuando las opciones eran más reales que en procesos anteriores, incluso para asegurar el repechaje— se suma a un rendimiento individual irregular y a decisiones directivas que no llegaron a tiempo. El resultado: una Vinotinto que hoy juega ante un silencio que pesa más que cualquier derrota y deberá ganarse nuevamente su respaldo para las eliminatorias rumbo al Mundial de 2030.