En un mundo donde la verdad a menudo se ve opacada por la manipulación y el miedo, la voz de María Corina Machado resuena como un trueno de coraje y resistencia.
La líder venezolana, incansable luchadora por la libertad, ha levantado una vez más su voz para denunciar al régimen de Nicolás Maduro, calificándolo no solo como una dictadura opresiva, sino como “la mayor amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos y de toda la región”.
Sus palabras, cargadas de una mezcla de indignación, valentía y claridad moral, no son solo un diagnóstico de la tragedia venezolana, sino un llamado urgente a la acción global.
En una reciente entrevista con el empresario y comentarista Joe Lonsdale, María Corina Machado desgranó con precisión quirúrgica la naturaleza del régimen chavista: una “estructura mafiosa y narcotraficante” que se aferra al poder a pesar de la voluntad inequívoca del pueblo venezolano.
El 28 de julio de 2024, millones de venezolanos acudieron a las urnas y, con un contundente 70% de los votos, eligieron a Edmundo González Urrutia como su presidente.
Fue un mandato claro, un grito colectivo por la democracia, la justicia y un futuro digno. Sin embargo, el régimen de Maduro, atrincherado en su red de corrupción y violencia, ha ignorado esta decisión soberana, perpetuando una crisis que desangra a Venezuela y desestabiliza a toda la región.
“No se trata de un ‘cambio de régimen’”, afirmó Machado con una convicción determinante.
“Nosotros, el pueblo venezolano, ya ordenamos el cambio de régimen en las elecciones presidenciales del 28 de julio del año pasado, y ganamos por una amplia mayoría, incluso con las reglas absurdas e injustas del régimen”.
Sus palabras no solo exponen la farsa electoral del chavismo, sino que redefinen el conflicto venezolano: no es una lucha política convencional, sino una batalla existencial contra una estructura criminal que ha secuestrado a una nación.
El respaldo de Machado a la política del expresidente estadounidense Donald Trump hacia Venezuela no es un simple gesto diplomático.
Es un reconocimiento a una postura que, según ella, comprende la magnitud de la amenaza que representa el régimen de Maduro.
Este no es un régimen que pueda ser apaciguado con negociaciones vacías o sanciones tibias.
Es un entramado que combina el narcotráfico, el terrorismo y la corrupción, con conexiones que se extienden más allá de las fronteras venezolanas, alimentando la inestabilidad en América Latina y poniendo en riesgo la seguridad global.
La advertencia de Machado es un recordatorio que la crisis venezolana no es un problema lejano ni aislado.
Es una herida abierta en el corazón de la región, que exporta miseria, crimen y caos.
Mientras el régimen de Maduro siga en pie, seguirá siendo un imán para actores malignos, desde cárteles de droga hasta grupos terroristas, que encuentran en Venezuela un refugio seguro para sus operaciones.
La comunidad internacional, liderada por Estados Unidos, no puede darse el lujo de mirar hacia otro lado.
El mensaje de María Corina Machado es, en esencia, un acto de valentía y un desafío al statu quo.
Es una mujer que, frente a la persecución, el exilio forzado de líderes opositores y la represión brutal, se niega a callar.
Su liderazgo trasciende las fronteras de Venezuela, convirtiéndose en un símbolo de resistencia para todos aquellos que creemos en la libertad y la justicia.