Alfredo Álvarez y Milagros Ágreda de Álvarez: Carta al New York Times
01 Oct 2025, 21:28 8 minutos de lectura

Alfredo Álvarez y Milagros Ágreda de Álvarez: Carta al New York Times

Por Opinion

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Dirección General The New York Times Nueva York, EE.UU.

Estimados señores:

Nos dirijimos a ustedes motivado por un profundo desencanto, decepción y justificada molestia luego de leer la publicación del reportaje titulado «Venezuela, Estados Unidos y el espectro del cambio de régimen» fechado el 29 de septiembre de 2025. Como público nacional, observo con preocupación la inobservancia de las normas éticas y profesionales que deben regir el periodismo serio y equilibrado, especialmente en un medio con el prestigio del New York Times. El periodista responsable de la nota del NYT sobre Venezuela es Julie Turkewitz, jefe del buró de periodistas del diario para el Área Andina, con sede en Bogotá, quien estuvo una semana en Venezuela para realizar este trabajo.

El enfoque del reportaje refleja un marcado sesgo en el contenido. Presenta una visión unilateral, en extremo superficial, que excluyó aquellas otras opiniones, muy distintas a las consultadas, que realmente representan a los demócratas y sectores plurales de nuestra sociedad. Esta omisión no solo limita el pluralismo informativo de un medio como el NYT, sino que contribuye a la manipulación y la desinformación de la opinión pública, una epidemia que asola a las democracias del continente. Venezuela es actualmente un absoluto desierto informativo, y es muy poco lo que un trabajo como el difundido por ustedes, obra en favor de la democracia, la libertad de los habitantes de este país, así como del mundo libre.

Les refresco la memoria con algunas precisiones que se debieron considerar:

Más grave aún, lo plasmado en esta cobertura parece un trabajo intencionado de relaciones públicas y un astuto lobby, cuya finalidad es lavar la cara a un régimen opresivo, violador sistemático de derechos ciudadanos, acusado de crímenes de lesa humanidad, y señalado como un activo agente del narcotráfico y el terrorismo internacional. Esta operación mediática, distorsiona la realidad y pone en entredicho la reputación de objetividad que debería caracterizar a su diario.

Entre los voceros del oficialismo venezolano consultados para este trabajo, se menciona específicamente al vicepresidente del país Delcy Rodríguez, así como anónimos voceros de gremios empresariales previamente cooptados por el régimen, quienes expresaron sus criticas opiniones hacia la presión estadounidense en procura de defender la posición del gobierno de Nicolás Maduro. También se menciona a Henrique Capriles, líder opositor muy particular, centrado en la voz del oficialismo. Están esos nombres referidos, que les indico, no representan el criterio de cerca del 80% de nuestra población. Son otras voces, distintas a esas, la que pueden suministrar una versión creíble y propicia a ser divulgada en un diario como el vuestro.

La más elemental norma profesional en este oficio, al tratarse de un esfuerzo serio para determinar efectivamente la verdadera condición de un evento noticioso en este mí país, un suceso afecta a sus ciudadanos, así como a todas sus ausentes libertades, “además de estas visiones de lo políticamente correcto”, debió consultar otras versiones. Criterios posiblemente más calificados para determinar lo que en verdad, ocurre entre nosotros. Me refiero a centros de investigación de las universidades, Gremios profesionales, Grupo de opinión, ONGs, así como grupos defensores de DDHH y la libertad de expresión e información. Estimo que son opiniones que bien pueden complementar esa visión parcial, sesgada y relativizada de los voceros que es escogieron para este incompleto relato que ustedes han publicado con tan poco rigor profesional.

Les ayudo a refrescar su percepción como medio, para equilibrar las cargas en su desafortunado esfuerzo editorial:

Así, pese a ser un medio prestigioso, el reportaje refleja ciertas inobservancias básicas de equilibrio, pluralidad y verificación rigurosa que un medio ético próspero debe velar en contextos tan delicados como el venezolano. Estas omisiones pueden fomentar una narrativa parcializada que contribuye a la polarización en lugar de una comprensión integral y justa del conflicto. Por ello, exigimos con firmeza que el New York Times restaure su imagen como un medio de comunicación comprometido con la verdad y la justicia, y no como un producto de intereses particulares ni operaciones interesadas de lobby. La responsabilidad social y ética que les corresponde es insoslayable, y la audiencia nacional e internacional merece un tratamiento equilibrado, respetuoso y profundo de temas de tal complejidad y trascendencia.

Quedamos atentos a su respuesta y a futuros esfuerzos que demuestren un periodismo riguroso, plural y comprometido con la verdad.

Atentamente,

Alfredo Alvarez. Periodista Venezolano.

Milagros Agreda de Alvarez Abogado Laboralista.

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