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Una sociedad se cohesiona y busca a toda costa su libertad, porque la ha perdido o nunca la tuvo. Esto por supuesto conduce a clarificar, el verdadero propósito de semejante campaña. Sin embargo, puede obedecer a una necesidad intrínseca de un individuo o ser humano, y también a una perspectiva de oportunidades de actuar y elegir, más que a la esencia de alcanzarla como una condición filosófica, legal, política y psicológica. Se plantea entonces establecer los requisitos de una búsqueda pragmática sobre la conceptual.
Bien pudiera aplicarse las cuatro categorías de necesidades, según la taxonomía del sociólogo Jonathan Bradshaw. Estas son: la necesidad sentida, que se refiere a la percepción que tiene la gente sobre sus problemas o las carencias subjetivas, basada en sus valores, deseos y propias experiencias. Las personas sienten una opresión y pérdida de sus derechos.
La necesidad real, que equivale a la demanda activa, evidente, de cuidados y atenciones. Es la necesidad sentida que finaliza en un proceso de búsqueda de servicios o un activo preciado.
También una necesidad normativa, cuando existe ausencia de la legalidad y/o su aplicabilidad, impactando en las políticas públicas, el orden y la autoridad, conllevando al establecimiento de condiciones depauperadas en la población.
Por último, la necesidad comparativa, aquella que representa lo que un individuo o grupo de individuos debería tener; puesto que, presenta las mismas características que otro individuo o grupo de individuos al que se ha identificado una misma necesidad y esta ha sido satisfecha. Es lo que se relaciona con la equidad y la justicia distributiva.
Al revisar todo en conjunto, se comprende que la búsqueda de la libertad no es gratuita. Estas carencias albergan en realidad, compromisos, responsabilidades y beneficios tangibles, que deben ser abiertamente analizadas, consensuadas y sinceramente abrazadas, para que un cambio verdadero, auspiciado por una libertad ejercida plenamente, pueda generar los resultados esperados.
Lo que se sugiere, es que la libertad de una población debe servir para un propósito superior. La libertad no se conquista con la intención de avanzar sin reflexionar, repitiendo los mismos errores, malos comportamientos, traumas y antivalores del lapso anterior.
La libertad exige saberla usar con disciplina cívica y un comportamiento que no puede someterse a dudas ni negociación. Es la condición pragmática que una vez alcanzada, impone el requisito de ser mejores individuos cada día y de convertirse en ciudadanos ejemplares.
Por: ABRAHAM SEQUEDA @abrahamsequeda