
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, envió una flota de buques de guerra a las aguas frente a Venezuela, alardeó de ataques mortales a supuestas embarcaciones de narcotráfico y afirmó que Caracas pagará un precio “incalculable” si no acepta a más deportados.
Por AP
El inusual despliegue naval en la costa de Sudamérica ha avivado temores de invasión en Venezuela y especulaciones de que Trump podría intentar derrocar a su autoritario presidente, Nicolás Maduro, quien ha perdido apoyo dentro del país y enfrenta cargos de narcoterrorismo en Estados Unidos.
Al mismo tiempo, los expertos sostienen que la flotilla no es lo suficientemente grande para una ofensiva terrestre contra un país del tamaño de Venezuela, que es el doble del estado de California. Todo esto plantea dudas sobre las intenciones de Washington.
“Si bien la armada en el Caribe es significativa, no es lo que se necesitaría para invadir realmente”, dijo Brian Finucane, asesor principal del International Crisis Group y exabogado del Departamento de Estado. No cree que Trump tenga “el estómago” para dar un paso tan grande, y apuntó que al mandatario “le gustan las acciones militares espectaculares, en particular los ataques contra presuntos terroristas”.
Los ataques letales a embarcaciones y el despliegue naval han suscitado preguntas en el Congreso y en algunos países sobre los objetivos de Trump en la región, y si van más allá de lo que, según él, es detener el flujo de drogas ilegales hacia Estados Unidos. Algunos legisladores y grupos de derechos han cuestionado la legalidad de los ataques militares mortales contra supuestos narcotraficantes, mientras expresan su preocupación por el tamaño de la fuerza que podría elegir desplegar Trump sin la aprobación del Congreso.
“Recientemente hemos comenzado a usar el poder supremo del ejército de Estados Unidos para destruir a los terroristas venezolanos y las redes de tráfico lideradas por Nicolás Maduro”, dijo Trump ante la Asamblea General de Naciones Unidas esta semana. “A todos los terroristas que trafican con drogas venenosas hacia Estados Unidos de América, les advierto que los eliminaremos”.
La autorización legal para usar más fuerza no está clara
Si Trump decidiera ordenar ataques con misiles contra Venezuela o pequeñas incursiones —que los expertos dicen que tendrían como objetivo a los cárteles de la droga en lugar de al propio gobierno de Maduro—, seguiría siendo una gran provocación.
“Un ataque rápido contra el Ministerio de Defensa venezolano o algo así realmente no sirve de mucho”, manifestó Mark Cancian, asesor principal del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales y coronel retirado de la Marina. “No va a derrocar al régimen. No va a dar alas a la oposición. Y solo va a agitar el avispero”.
Senadores de republicanos y demócratas ven los ataques como una posible extralimitación presidencial, mientras que los demócratas en la Cámara de Representantes y en el Senado han presentado resoluciones sobre los poderes bélicos que exigirían el cese de las acciones militares sin más autorizaciones.
Greg Casar, representante demócrata de Texas, indicó que “no se puede permitir que (Trump) arrastre a Estados Unidos a otra guerra interminable con sus acciones imprudentes”.
El gobierno recurre a la autodefensa para justificar sus acciones, y el secretario de Estado, Marco Rubio, alegó que los cárteles de la droga “representan una amenaza inmediata” para la nación.
La Casa Blanca declaró a varios de esos cárteles organizaciones terroristas extranjeras, mientras sigue vigente la autorización del Congreso para el uso de la fuerza militar para la llamada Guerra Global contra el Terrorismo. El ejecutivo podría intentar basarse en ese permiso, pero seguramente se toparía con objeciones en el Congreso.
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