
¿Qué pasa cuando el deseo sexual se “sale del molde”? “Durante décadas, la sexualidad se enseñó desde una mirada reducida: el sexo era sinónimo de coito, y el placer se entendía casi como un premio final. Esa visión —conocida como coitocentrismo— instaló la idea de que el encuentro sexual ‘correcto’ debía incluir penetración, orgasmo y heteronormatividad. Todo lo que se saliera de ahí quedaba en el terreno de lo ‘raro’ o ‘incorrecto’”, explicó a Clarín la psicóloga y sexóloga Gabriela Simone.
Por Clarín
Ese modelo, que podría definirse como clásico y previsible, es denominado en lenguaje coloquial como “sexo vainilla”: placentero, pero dentro de los límites más convencionales, añadió la especialista. Sin embargo, aclaró, muchas personas hoy sienten curiosidad por explorar otros lenguajes del placer; y uno de ellos es el sexo kink.
¿Qué es el sexo kink?
La sexóloga afirmó que “kink” es una palabra inglesa que alude a los “giros” o “desvíos” respecto a la sexualidad tradicional. No se trata de algo patológico ni peligroso, sino de un conjunto de prácticas que buscan salir de la rutina, explorar sensaciones diferentes y jugar con la imaginación, siempre dentro de un marco de respeto y consentimiento, mencionó.
En esa línea, amplió: “Dentro del universo kink pueden haber desde juegos de roles (dominación y sumisión) hasta estímulos sensoriales más intensos (como el uso de vendas, esposas o texturas que despiertan el cuerpo y la mente)”.
Sin embargo, señaló, el verdadero corazón del kink no está en el objeto ni en la práctica, sino en la confianza, la comunicación y el deseo compartido. A diferencia del “sexo vainilla”, donde muchas veces se sigue un guion predecible, el kink invita a crear uno propio.
Para seguir leyendo, clic AQUÍ.