
Mónica Moreta Galarza sintió un breve alivio, pero en cuestión de minutos, su tranquilidad se convirtió en una pesadilla que aún no termina.
Por Leire Ventas | BBC Mundo
«Me encuentro devastada, desorientada, sin saber qué hacer», confiesa.
Esta mujer ecuatoriana acudió el jueves junto a su familia al 26 Federal Plaza, un edificio gubernamental en Manhattan, Nueva York, que alberga un tribunal de inmigración, para una cita rutinaria de su caso de asilo.
Tanto ella como su marido, Rubén Abelardo Ortiz López, y sus dos hijos, de 10 y 12 años, salieron de la sala esperanzados —cuenta— porque la jueza había fijado la siguiente audiencia para mayo de 2026.
Pero al cruzar el umbral, en el pasillo se encontraron con una realidad distinta.
Varios agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) trataron de separarlos y arrestaron al padre de familia, entre los gritos y las súplicas desesperadas de la esposa y los llantos de los niños.
«Uno de ellos me embistió tan agresivamente que sentí terror, y terminó arrojándome al suelo» ante los periodistas, fotógrafos y personal jurídico que pronto los rodearon, relata Moreta Galarza. «Nos trataron como animales».
El incidente quedó registrado en una serie de videos ampliamente difundidos en las redes sociales y el agente, quien no ha sido identificado, fue «relevado de sus funciones», según informó el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés).
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