Rafael Veloz García: El impacto político del Premio Nobel de la Paz otorgado a María Corina Machado
11 Dec 2025, 11:46 11 minutos de lectura

Rafael Veloz García: El impacto político del Premio Nobel de la Paz otorgado a María Corina Machado

DESTACADA Por La Patilla

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María Corina Machado salió de su refugio clandestino en Venezuela con el objetivo de trasladarse a Oslo, Noruega, para asistir a los eventos que se programaron con motivo de la ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz. La líder indiscutida de la oposición venezolana vivió una verdadera odisea para llegar allá, lo cual le impidió estar en el acto central para pronunciar su discurso. La responsabilidad quedó en manos de Ana Corina Sosa Machado, su hija, quien se ganó el corazón de todos los presentes y de muchos ciudadanos del mundo. Pero María Corina Machado llegó y en horas de la madrugada del jueves, desde un balcón del Grand Hotel de Oslo saludó a cientos de compatriotas y entonó el Himno Nacional de Venezuela. Entre la multitud se dejaron escuchar frases como «¡El Nobel es nuestro!», ¡Líder, te queremos!».

Más allá de la compleja y riesgosa travesía que tuvo que cumplir María Corina para llegar a Oslo, de las palabras llenas de respaldo y admiración por su lucha de líderes del mundo libre, de su encuentro con familiares que no veía en mucho tiempo y de las manifestaciones de alegría de los venezolanos en la ciudad noruega, que sin duda son aspectos muy relevantes de este capítulo histórico, enfocaremos nuestro artículo de esta semana al análisis que hemos hecho sobre el impacto político del Premio Nobel de la Paz otorgado a María Corina Machado y su proyección internacional. Para comenzar, es menester presentar un fragmento del poderoso discurso que preparó la líder venezolana y que se difundió en Oslo:

«A más de doscientos veinte adolescentes detenidos tras las elecciones (presidenciales de 2024) los electrocutaron, golpearon y asfixiaron hasta forzarlos a decir la mentira que el régimen necesitaba difundir: que habían sido pagados por mí para protestar. Mujeres y adolescentes encarceladas siguen hoy sometidas a esclavitud sexual, obligadas a soportar abusos a cambio de una visita familiar, una comida o el simple derecho a bañarse. Aun así, el pueblo venezolano no se rinde. Durante estos dieciséis meses en la clandestinidad hemos construido nuevas redes de presión cívica y de desobediencia disciplinada, preparándonos para una transición ordenada hacia la democracia. Así llegamos hasta el día de hoy, en el que resuena el clamor de millones de venezolanos que ya sienten cercana su libertad. Este premio tiene un significado profundo: le recuerda al mundo que la democracia es esencial para la paz. Y lo más importante, el principal aprendizaje que los venezolanos podemos compartir con el mundo es la lección forjada a través de este largo y difícil camino: si queremos tener democracia, debemos estar dispuestos a luchar por la libertad. La libertad se conquista cada día, en la medida en que estemos dispuestos a luchar por ella. Esa es la razón por la cual la causa de Venezuela trasciende nuestras fronteras. Un pueblo que elige ser libre no solo se libera a sí mismo, sino que contribuye con toda la humanidad».

Vayamos al profundo análisis que hemos elaborado junto a profesionales del Programa de Organización Ciudadana (POC) y del Frente Amplio Profesional Internacional, que se convierte en un documento de mucha trascendencia de cara al futuro:

I. Introducción: un punto de inflexión para Venezuela y la región
La adjudicación del Premio Nobel de la Paz 2025 a María Corina Machado marca un hito político sin precedentes en la historia contemporánea de Venezuela y en la narrativa democrática latinoamericana. El Comité Noruego fundamentó su decisión en tres pilares:
-Su liderazgo en la unificación de una oposición históricamente fragmentada.
-Su resistencia no violenta frente a un régimen autoritario respaldado por estructuras militarizadas.
-Su defensa sostenida, durante más de dos décadas, de elecciones libres y derechos democráticos bajo condiciones de persecución política.
El premio es, además, un reconocimiento explícito al pueblo venezolano, víctima de represión, criminalización, migración forzada y colapso institucional. La dimensión simbólica y política de esta decisión reconfigura la correlación de fuerzas dentro y fuera del país, al elevar la causa democrática venezolana a la categoría de desafío global para la paz y la seguridad hemisférica.

II. Reposicionamiento de Venezuela en la agenda internacional
El Nobel funciona como acelerador diplomático. En un contexto donde la crisis venezolana competía con múltiples urgencias globales (Ucrania, Oriente Medio, crisis económicas, etc.), la figura de Machado irrumpe como catalizadora de una nueva narrativa: la democracia como condición estructural de la paz, premisa central del Comité Noruego.
Esto produce tres efectos inmediatos:
1. Reenfoque de prioridades en organismos multilaterales
La decisión obliga a la ONU, OEA, Unión Europea y gobiernos aliados a actualizar su postura, ya no desde la diplomacia preventiva, sino desde la necesidad de consolidar una transición política basada en el mandato popular de 2024 y en la legitimidad democrática reconocida internacionalmente.
La represión sistemática documentada por la ONU —incluyendo crímenes de lesa humanidad y la instrumentalización del sistema de justicia para el terrorismo de Estado— adquiere ahora mayor peso político y urgencia procesal.
2. Aumento del costo internacional de la represión
Cualquier acción del régimen contra María Corina Machado, Edmundo González Urrutia o los actores sociales vinculados a la transición adquiere una repercusión inmediata.
El Nobel convierte la persecución política en un riesgo geopolítico, familiar al cálculo de sanciones, aislamiento diplomático y procedimientos en cortes internacionales.
3. Mayor cohesión entre países democráticos
El premio alinea a gobiernos que antes mantenían posiciones divergentes o ambiguas. Países europeos, latinoamericanos y norteamericanos encuentran ahora un marco ético común para reforzar la presión sin que sea interpretada como intervención partidista: se trata de la protección de valores democráticos universales.

III. Reconfiguración del escenario político regional
El liderazgo de Machado, ahora legitimado globalmente, opera como contrapeso moral y estratégico frente al avance del autoritarismo y la criminalidad organizada en la región.
Su premio establece una ruptura con tres tendencias que habían debilitado la política latinoamericana:

1. El relativismo frente a las dictaduras
La narrativa según la cual Venezuela es un “asunto interno” queda obsoleta. El Nobel vincula directamente la lucha democrática venezolana con la estabilidad regional, especialmente frente al crimen transnacional, el narcotráfico, el desplazamiento humano y la infiltración de grupos armados —temas ampliamente documentados por misiones internacionales y organizaciones de derechos humanos.
2. La normalización diplomática del régimen de Maduro
Los proyectos de “reintegración” del régimen en foros internacionales pierden legitimidad. Ningún gobierno puede ignorar que el Comité Noruego calificó explícitamente el deterioro democrático venezolano como una amenaza a la paz duradera.
3. La crisis de liderazgo opositor en América Latina
Machado emerge como un modelo regional de valentía civil y resistencia no violenta, comparable a referentes como Aung San Suu Kyi antes del golpe en Myanmar, o Narges Mohammadi en Irán. Esto revitaliza movimientos cívicos en Cuba, Nicaragua, Bolivia y otras naciones bajo presión autoritaria.

IV. Implicaciones internas: nueva arquitectura de la transición
El reconocimiento internacional robustece la posición de los actores democráticos dentro de Venezuela y genera tres consecuencias directas:
1. Consolidación del mandato ciudadano del 2024
El Nobel valida ante el mundo la legitimidad política de la fórmula Edmundo González Urrutia – María Corina Machado, y refuerza el marco constitucional de los artículos 333 y 350, junto con el Manifiesto de Libertad (2025), que reposiciona los derechos individuales como fundamento del nuevo orden republicano.
2. Debilitamiento del aparato represivo
El régimen enfrenta la imposibilidad de sostener simultáneamente un sistema de persecución interna y una narrativa internacional aceptable.
La detención, inhabilitación o agresión contra Machado o su entorno produciría costos diplomáticos severos, aumentando la presión de países aliados para una negociación definitiva sobre garantías de transición.
3. Fortalecimiento del tejido social y de los liderazgos ciudadanos
El Nobel reactiva a la sociedad civil, que se reconoce explícitamente mencionada en la motivación del premio.
La “otra Venezuela” —la de los líderes comunitarios, movimientos estudiantiles, ONG, redes profesionales y diáspora— se siente interpelada a participar activamente en la transición.

V. Impacto estratégico en la presión internacional sobre el régimen
El premio crea las condiciones para una nueva fase de presión inteligente, basada en los siguientes vectores:
Legitimación moral: Se desplaza el debate desde la ideología hacia los derechos humanos.
Efecto multiplicador: Cada país democrático que respalde a Machado fortalece el precedente de que la lucha por la democracia en la región es una causa compartida.
Aislamiento del crimen organizado: El reconocimiento internacional desarticula la narrativa del régimen y refuerza la cooperación contra estructuras criminales asociadas al Estado —incluyendo redes transnacionales vinculadas al narcotráfico, minería ilegal y tráfico de personas.
Incentivo a negociaciones reales: La figura de Machado se convierte en punto cardinal para cualquier proceso que busque una transición pacífica, con garantías, observación internacional y restitución del Estado de Derecho.

VI. Conclusión: un antes y un después
El Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado no es un gesto simbólico: es un cambio estructural en la ecuación política venezolana y un mensaje inequívoco al mundo.
Eleva la causa de la libertad en Venezuela a un plano irrenunciable, articula un nuevo consenso internacional contra el autoritarismo y coloca a la transición democrática como la única vía legítima para la paz duradera en el hemisferio.
Venezuela entra así en una nueva etapa: una transición que ya no solo responde a la voluntad ciudadana, sino al reconocimiento de la comunidad internacional de que la libertad, como lo establece el Manifiesto de Libertad, es el punto de partida para reconstruir un país y contribuir a un continente más estable, democrático y en paz.

Rafael Veloz García. Expresidente de la Federación Interamericana de Abogados (FÍA); Abogado Constitucionalista; Diputado de la Asamblea Nacional 2015

Rafael Veloz García/@Rafaelvelozg

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