Miguel Méndez Rodulfo: ¿Es el petróleo el pasado? II
09 Dec 2025, 22:36 5 minutos de lectura

Miguel Méndez Rodulfo: ¿Es el petróleo el pasado? II

Por La Patilla

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Si para 1835 Páez hubiese tenido noción de planificación territorial, imbuido por los ideales de la Ilustración y de los postulados del Liberalismo Económico, como estaba, hubiese concluido que Los Andes era la zona más importante del país, porque era el centro de la economía agrícola nacional; en 1958 Betancourt influido por el keynesianismo y los valores socialdemócratas, vislumbró que los hidrocarburos eran el pasado (para la época se tenía la noción de que el petróleo se agotaría pronto), pero también el presente en términos de generación de ingresos fiscales. Además tuvo el tino de perfilar el futuro en la región de Guayana con el desarrollo de la industria del acero y el aluminio. De manera que el Zulia era pasado y presente y Guayana el futuro.

Al inicio de la nueva gobernabilidad democrática los planificadores van a entender claramente que los hidrocarburos no serán relevantes para apalancar el futuro y más bien serán una rémora en un mundo que tiende a la descarbonización. En la realidad de hoy, la aproximación a la planificación territorial, sobre el atlas de Venezuela, destacan dos regiones: el centro norte llanero y la costera. Por otra parte el desarrollo del país debe inscribirse en las tendencias mundiales que están regidas por la economía del conocimiento, la economía verde, la economía circular y la economía colaborativa. Eso nos pone el foco hacia la generación de: energías limpias, el hidrógeno verde, el agua como recurso transable, una agricultura ecológica y orgánica, una producción industrial sustentable, el aprovechamiento de los bonos de carbono, la creación de grandes parques eólicos y fotovoltáicos, competir para que se instalen en el país un gran número de data centers para inteligencia artificial, producir acero y aluminio verde, estimular la exportación de rubros premium como el cacao fino criollo, el ron venezolano, tabacos (puros) de alta calidad, semillas de ajonjolí, espárragos, etc., etc.

Si la apertura hubiese dado sus frutos, de no haberse abortado, quizá el petróleo tuviera algún presente; pero lamentablemente no fue así. De esta manera tenemos que la electricidad es más importante que el petróleo para efectos del desarrollo. La energía térmica alimentada con hidrocarburos es el pasado, la hidroelectricidad es el presente y las energías limpias el futuro.

Dicho esto, quién escribe, petrolero de formación, que sigue amando a la mejor empresa petrolera estatal del mundo (la internacionalización petrolera fue genial: cambiar crudo por acciones para comprar refinerías en el exterior y adecuarlas al procesamiento de petróleo pesado) y que le debe mucho a la disciplina y alta exigencia de la industria, declara que no por ello me dejo obnubilar por mis sentimientos, ya que me obligo a ver la realidad tal como ella es y no como quiero que sea. En tal sentido, y aclarado el punto, dejo sentado que no pienso ni creo que el petróleo sea malo y que no debemos producirlo. Creo firmemente que hay que dividir las zonas petroleras del país en bloques y proceder a licitarlos al mejor postor y que gracias al capital privado la producción se incremente en el tiempo. Recordando además que debemos crear una industria petroquímica fuerte. En este sentido también debemos asumir el reto de crear cadenas de valor del acero y del aluminio establecidas en Guayana.

Por supuesto que cualquier inversión en la industria mejorará la economía local porque los trabajadores ganarán buenos salarios y por las compras in situ. Pero como sabemos, la industria petrolera no es gran empleadora (como si lo es la construcción de viviendas) y no hace muchas compras locales, porque la mayoría de sus insumos son importados. Ahora bien, no obstante esto el petróleo no producirá los proventos fiscales requeridos ahora para iniciar la transición. Para lo que va a servir el petróleo, cuando se recupere la producción, será para pagar los créditos blandos que nos hayan otorgado al inicio de la nueva gobernabilidad democrática.

La democracia retornada al poder debe propiciar la iniciativa individual para que los emprendimientos de los ciudadanos prosperen, se consoliden y comiencen a generar riqueza lo más rápido posible. En este punto no tengo dudas, pero si muchas sobre el rol de los hidrocarburos como palanca de desarrollo. El Estado venezolano debe reinventarse y pasar a vivir de la economía y prosperidad que generen sus ciudadanos, la sociedad civil; de tal forma que no sea al revés, como ha ocurrido en los últimos 80 años. De lo que se trata es de alertar al liderazgo político, al económico y al social, para no equivocar la ruta, sino acertar y tener éxitos tempranos. Todos los gobiernos del mundo cometen errores que no se ven sino años después; de manera que debemos procurar tener la mente abierta, estar claros, no dejarnos obnubilar por la nostalgia de la mentalidad petrolera rentista y cometer la menor cantidad posible de errores.

Miguel Méndez Rodulfo

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