Marta De La Vega: María Corina Machado Premio Nobel de la Paz 2025
07 Dec 2025, 11:41 8 minutos de lectura

Marta De La Vega: María Corina Machado Premio Nobel de la Paz 2025

DESTACADA Por La Patilla

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Kristian Berg Harpviken, secretario del comité de los premios Nobel del instituto Nobel en Oslo, al llamarla por teléfono casi a las 5 de la madrugada del viernes 10 de octubre de 2025 para anunciarle que había sido galardonada con el premio Nobel de la paz y la felicita, María Corina le responde, “no tengo palabras; muchas gracias, pero yo espero que Usted entienda que esto es un movimiento, es un logro de la sociedad entera, yo soy solamente una persona más, y ciertamente yo no me lo merezco”. El señor Harpviken enfatiza el desprendimiento y altruismo de María Corina Machado en su lucha por la causa de la libertad y la democracia perdidas en Venezuela, de las cuales ella se ha convertido en una lideresa heroica, tenaz, resiliente e inspiradora, que ha ganado por su ejemplo a la mayoría de los venezolanos y, fuera y dentro de Venezuela, ha fortalecido la esperanza de que es posible y deseable aspirar a vivir con probidad, decencia y dignidad.

Ante el inesperado llamado en la madrugada del 10 de octubre pasado, la respuesta de quien ha logrado construir un liderazgo innovador, que ha enfrentado una tarea ardua de muchos años de superar la vileza de quienes buscan destruirla, de mantenerse incólume más allá del miedo incluso ante brutales agresiones físicas pese a su inmunidad parlamentaria de entonces, de convencer, de ganar espacios en la opinión y el corazón de la gente con inteligencia, perseverancia y un temple sereno ante el escepticismo y la descalificación;  que no hace ofertas demagógicas ni se apoya en estrategias clientelares para ganar adeptos, ha conmovido a su interlocutor noruego. Por eso, el representante del Instituto Nobel de Oslo, sin titubeos por la reacción de María Corina, destaca: “es un movimiento, pero Usted se lo merece”.

A diferencia de dirigentes políticos, que no líderes, que están dispuestos a sucumbir a las apetencias de dominación que los mueve con tal de seguir figurando y obtener prebendas a las que se acostumbraron antes incluso del triunfo del proyecto de Chávez en 1999, María Corina ha sido coherente con los principios democráticos, los valores cívicos y éticos que son universales, y sus convicciones liberales, contra viento y marea. El 6 de diciembre va a haber concentraciones de luz, con velas, antorchas o linternas en muchas ciudades para celebrar el premio Nobel de la paz, que es también de todos los venezolanos.

El 10 de diciembre, la galardonada que representa las mejores aspiraciones de la Venezuela decente y digna, María Corina Machado, recibirá uno de estos premios de alcance mundial que, desde 1895, creó el industrial y químico sueco Alfred Nobel, inventor de la dinamita y horrorizado de sus efectos destructores. Su objetivo fue honrar los méritos excepcionales de quienes se han distinguido en distintas disciplinas: Física, Química, Fisiología o Medicina, Literatura y Paz.  Y desde 1969, en Ciencias Económicas, en memoria del fundador.

La manera como María Corina ha logrado erigirse en la legítima defensora de la verdad, el coraje y la paz, contrasta con la inmediatez pragmática y la miopía política de los que se dicen de la “oposición” democrática, pero sin rubor buscan complacer las pretensiones del grupo criminal que usurpa el poder en el país, con tal de seguir figurando. Cuando el liderazgo político enfrenta una crisis profunda por las tendencias pragmáticas que pretenden imponer algunos dirigentes por encima de los principios, en un contexto donde la manipulación, la mentira y el abuso de poder parecen prevalecer sobre los valores democráticos, destacar el verdadero liderazgo político implica resaltar los principios que deben guiar a quienes buscan representar y servir a la sociedad con integridad. Frente a discursos polarizantes y populistas, el liderazgo político debe tender puentes, fomentar el diálogo y trabajar por el bien colectivo. 

Es lo que ha construido María Corina Machado hasta convertirse en un modelo a escala mundial de hacer política sin separarse de la ética, con enormes sacrificios personales, firme en la meta planteada de alcanzar un cambio estructural, no una modificación meramente cosmética de gobierno, de cuño “gatopardiano”, para que nada cambie. Implica reconocer también la urgencia de un cambio de mentalidad y de cultura política que supere los vicios del pasado, la demagogia y el populismo persistentes; el país ha cambiado y es condición indispensable para los venezolanos modificar el inmediatismo, la mentalidad asistencialista y de pasividad ciudadana, asumir responsabilidades y obligaciones cívicas y no solo derechos, para el resurgimiento de una Venezuela próspera e incluyente.

En su discurso inicial para justificar la selección de María Corina Machado al más alto galardón planetario en relación con la paz y los derechos humanos conferido a una ciudadana, Jørgen Watne Frydnes, presidente del Comité Noruego del Nobel, dijo que ella había cumplido los tres criterios. “Ha cohesionado a la oposición de su país. Nunca ha flaqueado en su resistencia a la militarización de la sociedad venezolana. Ha sido firme en su apoyo a una transición pacífica a la democracia”. Nosotros agregamos que ella ha ganado el reconocimiento mundial porque, en tiempos de desinformación y propaganda, un verdadero liderazgo político se basa en hechos, promueve el pensamiento crítico y asume sus errores sin arrogancia, resistiendo la tentación de la corrupción y el oportunismo. La política no debe ser un medio de beneficio personal, sino una vocación de servicio donde se prioricen las necesidades de la población, especialmente las de los sectores más vulnerables.

Celebramos con inmensa alegría y emoción su escogencia. Nos honra a todas las personas de bien, a los ciudadanos que siguen empecinados en que gane la paz, a los ciudadanos que han muerto asesinados, desaparecidos, ajusticiados, a todas las vidas truncadas en esta lucha tan desigual entre la entereza, la generosidad y el valor cívico, y el sadismo, la perversión y el crimen. Sin sombra alguna, ella tiene absolutamente todos los méritos para ganar el premio Nobel de la paz. Su valentía, su coherencia, su verticalidad en cuanto a principios y valores éticos, civiles y democráticos, además de su preparación profesional y su capacidad de motivar y conducir la lucha por una causa tan difícil como la nuestra en una Venezuela herida y arruinada en muchos ámbitos, no solo material. 

Su liderazgo inspirador y no de tipo transaccional ha mostrado que la resistencia pacífica puede cambiar el mundo.  Ella se ha convertido en un símbolo de resistencia democrática frente a la agresión autocrática de los personeros en el más alto nivel, que detentan el poder y dominan las instituciones. Ha logrado unir a la oposición y a las fuerzas democráticas en torno a una propuesta clara de cambio. Ha desenmascarado el fraude electoral y expuesto la ilegitimidad de los usurpadores a escala internacional. La imposición basada en una despiadada represión de quienes usurpan el poder no significa que María Corina Machado haya fracasado. Su liderazgo ha sido clave para mantener viva la lucha democrática y abrir caminos hacia el cambio. El verdadero fracaso sería rendirse.

Con visión de estadista y a largo plazo, junto con el presidente electo el 28 de julio de 2024, Edmundo González Urrutia, las alianzas que establezcan, ella como vicepresidenta de la república y él como presidente constitucional y legítimo, para impulsar una transición pacífica y ordenada, no deben perder de vista que sin democracia no hay paz durable y la democracia es precondición para la paz:  las herramientas de la democracia son también las herramientas de la paz.

Marta DE LA VEGA V.

@martadelavegav

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