María José Cabrera Ibáñez: El dolor no decide por mí
09 Dec 2025, 12:07 5 minutos de lectura

María José Cabrera Ibáñez: El dolor no decide por mí

Por La Patilla

Compartir noticia

El dolor suele nombrarse como lo peor: lágrimas, un pecho que se encoge, una punzada que insiste. Pero también es vida. Lo sé porque me he sentado con él y he aprendido su gramática. Hay días en que se queda afuera y respiro sin su sombra; otros, me arrastra a aguas turbias donde no sé nadar. Me dijeron que con el tiempo aprendería a surfear las olas; mi dolor, sin embargo, es obstinado. Habita un instante exacto que partió mi mundo y, a veces, me creo anclada allí. Escuchar a mi terapeuta ponerle nombre a esa memoria que se repite fue un alivio: ahora siento, en carne y hueso, lo que entonces no pude sentir, y descubro su doble filo. Puede romper, sí, pero también puede reconstruir.

Antes tenía un norte con rostro. Hoy camino con las herramientas que me dejó para convertirme en mi propio norte. El dolor me atraviesa, pero no me administra. Hay dos maneras de recibirlo: dejar que me desgaste para volver distinta, o permitir que devore lo que soy. Depende de lo que haga con él. Llorar es humano. Sentir confirma que no somos máquinas. Sentir, amar, doler, perder, ganar, extraviarnos y hallarnos, reír y crear: eso es vivir.

Por eso me niego a regalarle mi vida a una pérdida. Conozco ese golpe que deja a todos avanzando mientras una se queda en ruinas interiores. No es una sentencia. Es un obstáculo. No le entregaré el timón al dolor salvo para nacer de nuevo. También él, como el amor, puede ser maestro. Puede ser amigo o enemigo: yo elijo en qué lo convierto.

Me equivoco cuando me comparo. Ellos despegan y creo que sigo quieta. No es envidia, es admiración mal dirigida: al mirarlos, me reprocho lo no alcanzado. ¿Por qué medir mi camino con la regla ajena? Cada quien tiene su propósito y su tiempo. Un día saldré de aquí; un día la vida tomará forma. Hasta entonces, paciencia con el proceso y firmeza con la dirección. Que los otros sean espejo de aprendizaje, no vitrina para la inseguridad. No tiraré a la basura lo que soy por resultados ajenos.

También existen días grises, días en que el mundo pierde color y me quedo rumiando sombras. A veces hay que perder algo para ganar algo más grande; a veces hay que perderse para encontrarse. No dudes de tu fuerza por la fuerza de nadie: la tuya existe y merece confianza. Lo que vivo —y quizás lo que vives— es una etapa y un aprendizaje. El dolor se sienta a la mesa, pero no decide el menú. Si la vida te arrebata lo que más quieres, demuéstrale que aún puedes a pesar de la niebla. No importa cuántos golpes dé: te levantas y das la cara. Yo sé lo que es despertar con el corazón pesado, con la sangre dolida y ganas de rendirse. Eso no decide nada. Lo que decide es levantarse. No le daré a la tristeza el trofeo de verme rota. Me levantaré las veces necesarias, porque no nací para perder el brillo ni para hipotecar el futuro.

Cargaré mis pérdidas, sí, pero no como piedras sino como recordatorios. El sol vuelve; cada día es una oportunidad intacta. La vida gira sin avisar y esa incertidumbre, bien mirada, también es esperanza. He tocado lo mejor y lo peor demasiado pronto; si sigo aquí, ¿qué podría derribarme salvo lo que yo misma permita? Estarás bien —me lo digo y te lo digo—: esto es temporal. No estás solo. También es de valientes pedir ayuda cuando hace falta. No desees desaparecer ni llores como quien ya no vive. Si respiras, si estás vivo, ya posees algo irrepetible. Toma cada día como ocasión para crecer, aunque sea un milímetro. Agradece el día que te fue dado y enamórate de tu vida precisamente porque es vida. Que no mueran la música ni el color de tu carnaval interior. Está bien apagar las luces por un rato para descansar, pero no para siempre. No te prives de vivir: ni una enfermedad ni un corazón roto pueden arrebatarte ese derecho. No dejes de creer, de amar, de doler, de sonreír. Para eso nacimos. Y, sobre todo, no permitas que la vida apague tu luz. Brilla como si no hubiera un mañana: el mundo necesita tu chispa, y tú también.

@mariajoseC76036

Enlaces relacionados

Noticias Relacionadas