
El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, se ha consolidado en las últimas semanas como la pieza clave de la Casa Blanca en la política hacia Venezuela, tras una larga trayectoria de presión desde el Capitolio que ahora, en su nuevo cargo, se traduce en poder real para diseñar e impulsar la línea dura contra el chavismo.
Por lapatilla.com
Rubio, nacido en Miami hace 54 años en una familia de origen cubano que abandonó la isla en la época de Batista, fue senador entre 2011 y 2025. Durante 15 años en la Cámara alta dirigió los esfuerzos legislativos y diplomáticos para sancionar y aislar al régimen de Nicolás Maduro. Ahora, como jefe de la diplomacia estadounidense, su voz y sus decisiones cobran más peso: no solo habla, sino que puede ejecutar medidas y coordinar alianzas internacionales.
Quienes siguen la agenda hacia Caracas coinciden en que Rubio fue uno de los arquitectos del paquete de sanciones que se aplicó a funcionarios y redes vinculadas al poder en Venezuela. Además, el ahora secretario de Estado jugó un papel central para que la nueva administración revirtiera medidas de la anterior Casa Blanca, como las disposiciones de último minuto de Joe Biden orientadas a suavizar la presión sobre La Habana, en momentos en que se discutían intercambios humanitarios y la liberación de presos políticos.

En su paso del Senado al Departamento de Estado, Rubio ha impulsado una política que combina apriete financiero, persecución judicial de figuras del régimen y presión diplomática multilateral. Esa estrategia ha venido acompañada de acciones concretas: el despliegue de tropas y buques estadounidenses en el Caribe, la intensificación de operaciones regionales y la oferta de recompensas , hasta 50 millones de dólares, por información que ayude a la captura de Nicolás Maduro, al que la Administración ha calificado públicamente de líder del llamado “Cártel de los Soles”.

Esa presión acumulada ha convertido a Rubio en una obsesión del discurso oficial del chavismo, al punto de que Maduro lo ha señalado públicamente como “una amenaza directa” y una figura que, según él, pretende “arrastrar a la región a un baño de sangre”.
Este lunes, en una declaración que resonó en Jerusalén y en Caracas, el presidente Donald Trump lo dejó claro ante el Parlamento de Israel al reconocer públicamente su rol y potenciar aún más su investidura internacional:
“Marco Rubio será recordado como el mejor Secretario de Estado de la historia de los Estados Unidos… Él siempre ha sido inteligente, tiene carisma y la gente lo respeta”, dijo Trump entre aplausos.
Un espaldarazo que confirma que, hoy, el principal arquitecto de la presión contra Maduro no es un asesor ni un enviado especial: es el propio Secretario de Estado de los Estados Unidos.