La flota fantasma del petróleo ruso: anatomía de una red que esquiva las sanciones occidentales
16 Dec 2025, 12:13 5 minutos de lectura

La flota fantasma del petróleo ruso: anatomía de una red que esquiva las sanciones occidentales

Por La Patilla

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ARCHIVO – Un petrolero se ve atracado en el complejo petrolero de Sheskharis en el puerto ruso de Novorossiysk, en el mar Negro, el 11 de octubre de 2022 (AP Foto, Archivo)

 

 

 

En los márgenes del comercio global de energía opera una flota paralela de viejos petroleros, organizada a través de estructuras societarias opacas, seguros fuera de la órbita occidental y circuitos marítimos diseñados para evadir controles. Esta llamada “flota en la sombra” (o flota fantasma) se ha convertido en un engranaje central para que Rusia mantenga sus exportaciones de crudo pese al régimen de sanciones impuesto por la Unión Europea (UE), Estados Unidos y sus aliados desde el inicio de la invasión de Ucrania.

Por Infobae

Tras febrero de 2022, Occidente desplegó un paquete de restricciones sin precedentes destinado a recortar los ingresos energéticos del Kremlin. La UE prohibió las importaciones de petróleo ruso y, junto al G7, estableció un tope de 60 dólares por barril para el crudo transportado con servicios occidentales. El objetivo era limitar la financiación de la guerra sin provocar un desajuste severo en el mercado internacional. El resultado, sin embargo, fue más ambiguo de lo previsto.

Rusia logró redirigir buena parte de sus exportaciones hacia Asia, especialmente a India y China, con descuentos que hicieron su crudo atractivo en un contexto de incertidumbre global. Para sostener ese flujo, Moscú y sus intermediarios recurrieron a una infraestructura marítima alternativa que opera fuera de los circuitos tradicionales de la industria naval occidental. La flota en la sombra emergió así como una respuesta estructural a las sanciones, no como una solución provisional.

Logística opaca y evasión sistemática

 

Imagen de archivo del petrolero Boracay (también llamado Pushpa), un buque investigado por las autoridades francesas y sospechoso de pertenecer a la llamada «flota en la sombra» implicada en el comercio de petróleo ruso, frente a la costa del puerto de Saint-Nazaire, Francia. 2 octubre 2025 (REUTERS/Stephane Mahe)

 

El núcleo de esta red lo componen petroleros antiguos, muchos de ellos adquiridos cuando estaban próximos al desguace y transferidos a sociedades registradas en jurisdicciones de baja transparencia. Estos buques navegan bajo banderas de conveniencia, con propietarios difíciles de identificar y seguros emitidos por compañías fuera del alcance regulatorio europeo o estadounidense.

Las prácticas de evasión están bien documentadas. Los petroleros apagan de forma recurrente sus sistemas de identificación automática para ocultar rutas y escalas, cambian de nombre y pabellón con frecuencia, y realizan transbordos de crudo de buque a buque en alta mar. Estas operaciones buscan diluir el rastro del petróleo ruso antes de su llegada a destino y se llevan a cabo lejos de puertos sometidos a inspección.

El uso de estas tácticas ha generado una creciente preocupación entre autoridades marítimas y medioambientales. La combinación de barcos viejos, supervisión limitada y maniobras irregulares incrementa de forma significativa el riesgo de accidentes graves y vertidos. En los últimos años, incidentes en el mar Negro y otras zonas han reforzado la percepción de que esta flota no solo desafía las sanciones, sino que también supone una amenaza para la seguridad marítima y ambiental.

En los últimos meses, esta flota fantasma ha comenzado además a quedar expuesta a un nuevo tipo de presión. Ucrania ha llevado el pulso contra las exportaciones energéticas rusas a un terreno más directo, atacando buques vinculados a este circuito logístico. En diciembre, un petrolero asociado a la llamada flota en la sombra quedó varado frente a la costa de Bulgaria tras ser alcanzado por un ataque ucraniano.

Intermediarios, jurisdicciones y economía de guerra

 

En esta fotografía tomada de un video difundido por el Servicio de Prensa del Ministerio de Emergencias Ruso el viernes 17 de enero de 2025, una excavadora retira crudo cerca del petrolero dañado Volgoneft-239 del que el crudo sigue saliendo al mar cerca del puerto Taman, en la región de Krasnodar del sur de Rusia (Servicio de Prensa del Ministerio de Emergencias Ruso vía AP)

 

La flota en la sombra no funciona de manera aislada. A su alrededor se ha consolidado una red de intermediarios financieros, traders y navieras que sustituyeron a las grandes comercializadoras occidentales tras su retirada del mercado ruso. Nuevas compañías con sede en centros como Dubái, Singapur o Hong Kong asumieron la comercialización del crudo, muchas veces dirigidas por empresarios con vínculos previos a las petroleras estatales rusas.

Este ecosistema ha permitido a Moscú sostener un flujo constante de ingresos energéticos en plena guerra. Aunque el crudo se vende con descuento, los volúmenes exportados siguen siendo suficientes para alimentar las arcas del Estado y financiar el esfuerzo militar sin provocar un colapso macroeconómico. Para el Kremlin, la flota en la sombra se ha convertido en un instrumento estratégico que reduce la vulnerabilidad frente a las sanciones y preserva una fuente clave de divisas.

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