
En las últimas horas, la muerte de Rob Reiner y su esposa estremeció a todo Hollywood, especialmente por el escalofriante modo en que el director y Michele Singer Reiner perdieron la vida: fueron asesinados a puñaladas, y uno de sus hijos, Nick, es el principal sospechoso. En medio del desconcierto y la tristeza que generó esta noticia, salieron a la luz algunos detalles que explicarían la mala relación que el matrimonio tenía con Nick y sus constantes intentos por salvarlo de sus adicciones. Es así como una frase pronunciada por el realizador de Cuando Harry conoció a Sally meses atrás, y que en su momento pasó inadvertida, hoy adquiere otro significado tras semejante tragedia familiar.
Por La Nación
En el mes de septiembre, Reiner estuvo como invitado en el ciclo televisivo Piers Morgan Uncensored, donde repasó sus seis décadas de carrera, que incluyen 90 títulos como actor, 55 como guionista, 32 como productor y 30 como director. Cuando el entrevistador le preguntó cuál de sus películas reflejaba mejor el legado que quería dejar, el multifacético artista respondió a través de una comparación muy particular: “Bueno, o sea, la gente tiene sus favoritos. Es el cliché: ‘Amamos a todos nuestros hijos, incluso a los malos’”, dijo sin querer elegir ninguna e intentando explicar el vínculo emocional que mantenía con cada uno de sus trabajos.
Si bien en su momento sus dichos fueron interpretados como que aquellas obras menos logradas seguían siendo objeto de su afecto al igual que ocurre con los vínculos familiares, tras el fatal desenlace esa metáfora cobra otro significado y expone claramente lo que sucedía puertas adentro de su casa: una mala relación con alguno de sus hijos y su amor incondicional, a pesar de todo.
Sin embargo, minutos después, la estrella de 78 años confesó que Cuenta Conmigo, el drama de 1986, fue una de las más especiales para él. “No sé cuál sea el mejor, eso lo decidirán otros, pero es el que más significó para mí porque realmente es una extensión de mi personalidad y mi sensibilidad”, reveló. “Tiene una mezcla de humor, melancolía y emoción, y es lo más cercano a mí de todas las películas que he hecho”, agregó convencido.
La última salida pública familiar fue ese mismo mes cuando Reiner y su mujer asistieron junto a sus hijos Jake, de 34, Nick, de 32, y Romy, de 28, al estreno de Spinal Tap II: el final continúa. Si bien el vínculo parecía en armonía, era de público conocimiento la lucha que la pareja había librado durante años contra las adicciones y los problemas de salud mental de Nick, relato que fue abordado en el film Being Charlie.
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