![]()
Conversando con unos economistas amigos pero que discutían entre sí, recordé haber leído algo sobre la tendencia de esos profesionales a discutir asuntos baladíes en vez de aceptar que generalmente coinciden en los temas principales… a los que cada economista que se respete le añade “algo”… no para tener la razón en caso de discusiones… sino para poder discutir.
Bien: los amigos discutían sobre la aplicación de políticas keynesianas correcta o equivocadamente y en eso pretendieron involucrarme a lo cual me excusé bajo el pretexto de no ser economista de profesión.
No obstante terminaron involucrándome pero sin tomar partido porque me parece una tontería discutir si el gobierno venezolano es o no “keynesiano puro o mezclado”.
Sin embargo y a pesar de que mi profesión es la del ingeniero y no la del economista me atreví a refrescar la discusión que ya iba por defender o atacar a Lord John Maynard Keynes
Mientras que algunos de los economistas negaban de plano la posibilidad de que un gobierno bolivariano adelantara políticas keynesianas… yo me limité a señalarles al menos un caso de política económica keynesiana… que nuestro gobierno adelanta
Es el embellecimiento de las ciudades mediante la aplicación de pintura y gramas artificiales que según he escuchado es una política que adelanta la vicepresidencia.
Mejor me hubiese quedado mudo cual bobo que no entiende la discusión: enseguida uno de aquellos economistas me recordó que “esas no son políticas sino parches”… significando que para él “políticas keynesianas” fueron las que en plena Gran Depresión de 1929 y después se aplicaron en los Estados Unidos para dar empleo y mover la economía que se mantenía cual carro con el motor fundido por el extremismo del “dejar hacer”.
Me restregaron la Represa Hoover y las autopistas como verdaderas obras en vez de las pinturitas y parques con sus ruedas, columpios y toboganes.
Allí me defendí contraatacando señalando que a veces una o más verdades conduce a mentiras… y que es tramposo comparar peras con tuqueques.
Para mí tanto las políticas empleadas por Franklin Delano Roosevelt en USA y las de embellecimiento de ciudades que adelanta Delcy Rodríguez son igualmente keynesianas solo que una fue aplicada a una sociedad industrializada y que se dirigía a ser la mayor economía del mundo… como fue el caso de los Estados Unidos… y otra la aplicada en un país pobre… a una población sifrina y cuyos capitanes de empresa son por lo general duros con sus empleados pero tímidos y hasta cobardes al enfrentar digamos que a Trump o Biden cuando los mandatarios estadounidenses le ponen trabas a otras exportaciones venezolanas distintas al petróleo crudo.
Esa es la gran diferencia; en los Estados Unidos apartando lo inmenso que es su mercado interno… desde sus inicios aquella sociedad fue dirigida a producir dentro de sus fronteras… bienes de aceptable calidad y buen precio.
Entre nosotros más que a producir desde que el petróleo llenó los presupuestos venezolanos de dólares… las políticas económicas se dirigieron a crear una clase media… consumista, viajera, bebedora de caña exquisita y bien vestida.
Para eso sirvió el bolívar “fuerte” que acabó con la posibilidad de una industria nacional pero que prácticamente todos añoran.
Y esa característica obliga a dirigir el keynesianismo a este u otro fin.