Fernando Pinilla: La normalización de la escasez de agua
18 Aug 2025, 23:20 4 minutos de lectura

Fernando Pinilla: La normalización de la escasez de agua

Por La Patilla

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En Venezuela, el acceso al agua potable ha dejado de ser un derecho básico para convertirse en una lucha diaria. El llamado “vital líquido”, siendo justamente eso, brilla por su ausencia y a pocos parece importarle esta anormalidad.

Venezuela cuenta con una capacidad estimada de 1.325 kilómetros cúbicos de agua dulce lo que la coloca entre las diez naciones con mayores reservas hídricas del mundo, paradójicamente en los últimos 25 años sus habitantes se han visto obligados a mutar en camellos. La realidad es que muchos venezolanos reciben el servicio tan solo ocho días al mes, otros cada 21 días y según el Observatorio Venezolano de Servicios Públicos, muchos nunca reciben agua. ¿Quién dice algo de este crimen?

Lo más alarmante es la normalización de esta crisis que ya no vemos como algo inusual, sino todo lo contrario, lo inusitado es ver un hogar con servicio constante. ¡Eso sí asombra! La escasez de agua se ha convertido en parte de la rutina diaria y muchos ciudadanos han dejado de exigir soluciones efectivas, los venezolanos de a pie presas del miedo a denunciar, sencillamente callan y se resignan a “la nueva normalidad” que lleva años y que cada día se agrava ante el silencio cómplice de la “nueva oposición” que no se oponen mucho, o nada.

Esta situación ha generado una crisis humanitaria que afecta la salud, la higiene e impacta en la calidad de vida de manera notoria y severa: la escasez de agua ha obligado a los residentes de distintas zonas a adaptarse a condiciones extremas y recurrir a cisternas privadas, pagando precios que llegan a los $42 o más, alternativa que a duras penas rinde unos tres días. Quiénes no pueden costear este servicio se ven obligados a cargar agua en tobos desde puntos de abastecimiento, una tarea agotadora, esclavizante y cuesta arriba cuando se vive en la cima de barriadas, apartamentos en los que, o el ascensor se encuentra averiado, o no hay servicio eléctrico, como sucede normalmente, o sencillamente se es tercera edad, como mucha de la población venezolana.

Pero el problema ya es general y no es solo en zonas apartadas, de difícil acceso o de escasos recursos, en casi todos los centros urbanos del país el problema del agua es una realidad cotidiana obligando a quiénes pueden a comprar costosos sistemas para tanques para apartamentos los cuáles llenan una vez a la cuaresma. ¡Toda una comodidad!

La crisis del agua en Venezuela es un reflejo de la desidia gubernamental y la falta de inversión en infraestructura básica, situación que se agrava por la contaminación de fuentes hídricas, como el río Orinoco, debido a la minería ilegal, que afecta la calidad del agua en diversas regiones del país.

Mientras tanto, los ciudadanos continúan adaptándose a condiciones inhumanas, resignados a una realidad que debería ser inaceptable en pleno siglo XXI, sin que nadie abogue por tomar medidas urgentes para garantizar el acceso al agua potable como un derecho fundamental y no como una lucha diaria por la supervivencia. ¿Hasta cuándo tanta desidia? ¿Cómo nos acostumbramos a eso? ¿hacemos silencio?

El acceso al agua potable y al saneamiento es reconocido como un derecho humano fundamental por las Naciones Unidas.

Fernando Pinilla / @fmpinilla

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