En busca de una leal oposición, por Gehard Cartay Ramírez
21 Sep 2025, 12:38 4 minutos de lectura

En busca de una leal oposición, por Gehard Cartay Ramírez

DESTACADA Por La Patilla

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Desde sus mismos inicios en 1999, el régimen ha intentado construir la ficción de una leal oposición a su servicio, pero no ha podido conseguir que esos ensayos fracasados e irreales se hayan concretado como el otro polo político y electoral.

Tan temprano como en las elecciones del año 2000 Chávez Frías y su gente inventaron una candidatura para “enfrentarlos”, precisamente la de uno de los suyos: el comandante Arias Cárdenas, quien aparentemente se pasó entonces al campo opositor alegando discrepancias con aquel gobierno que apenas comenzaba. Por aquellos años los partidos históricos lucían disminuidos y su liderazgo acobardado y acomplejado, lo que le facilitó la tarea de lograr que lo apoyaran por descarte. Derrotado, al poco tiempo volvió a su redil original, con los resultados ya conocidos.

Desde mediados de la década anterior, los esfuerzos del régimen por construir una oposición a su medida no han cejado, sino todo lo contrario. La irrupción de los llamados “alacranes” fue una verdadera obra de ingeniería política y electoral que contó con el concurso del ente comicial y del TSJ, a partir del secuestro de los partidos políticos y su adjudicación a agentes del régimen.

Pero los “alacranes” parece que no entendieron su misión y se engolosinaron haciéndola ineficaz totalmente, a juzgar por los recientes resultados electorales. Porque en esta materia, ya sin pudor alguno, acabaron invalidando la maniobra madurista al actuar como voceros desembozados del régimen, sin simular que se le “oponían”, y terminaron siendo confundidos con aquél, al no saber siquiera guardar las apariencias. No demostraron alguna inteligencia al respecto.

Fracasado aquel intento, el madurismo ha conseguido reclutar otros “opositores” que, al menos, al menos aparenten serlo y no se pasen de la raya como ocurrió con el “alacranato”. A tales efectos fueron premiados con algunas diputaciones “golilla”, aunque insuficientes ciertamente, así como acceso frecuente a las televisoras y radios oficiales y, por supuesto, a los demás medios privados obsecuentes con el régimen, cuya influencia, por cierto, ha demostrado ser casi nula entre la gran mayoría de los venezolanos y los hechos así lo demuestran palmariamente.

Pero parece que esta vez el régimen tampoco tendrá suerte en ese objetivo de disponer de una leal oposición, pero que aparente serlo en verdad. Los dirigentes recién cooptados también han incurrido en el error de no ocultar su resentimiento y ojeriza frente a Edmundo González Urrutia y María Corina Machado por haberlos desplazado, y ejercen contra ellos una oposición agresiva y desconsiderada, sin hacerlo, por cierto, contra el régimen, aunque sea para disimular y fingir que pueden cumplir la tarea asignada por la cúpula en el poder.

Lo cierto es que ambos -el régimen y sus cooptados- no parecen darse cuenta de que este tipo de artimañas ya no producen resultados convenientes para ambos, entre otras cosas porque los venezolanos conocen la verdadera naturaleza del chavomadurismo, saben dónde está la verdadera oposición y también en qué lado se ubican los falsarios y oportunistas que han pretendido alzarse como sus voceros.

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