
El Banco Central de Venezuela (BCV), controlado por el régimen de Nicolás Maduro, reportó este jueves 7 de agosto que el dólar oficial se ubicó en 130,06 bolívares, un aumento de 1,01 bolívares respecto a los 129,05 bolívares del miércoles 5 de agosto. El euro también escaló, alcanzando los 151,13 bolívares, frente a los 150,24 bolívares del día anterior.
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Estas cifras reflejan la imparable devaluación del bolívar, a pesar de los esfuerzos del régimen por silenciar el dólar paralelo y controlar el mercado cambiario.
La situación económica de Venezuela ha alcanzado un nuevo y dramático punto de inflexión. La incesante devaluación del bolívar ha provocado que el salario mínimo oficial del país se ubique por debajo de la barrera de un dólar estadounidense. Este hecho, que hasta hace poco parecía una cruda posibilidad, ahora es una realidad que subraya la profunda crisis del poder adquisitivo.
Esta devaluación sin freno no es solo una cifra en un informe económico; es la evidencia de una espiral inflacionaria que pulveriza los ingresos de los trabajadores, superando el salario mínimo estancado desde 2022.
El bolívar, la moneda nacional, pierde su valor a un ritmo vertiginoso, mientras el dólar se consolida como la moneda de referencia, aunque inaccesible para la mayoría.
Esta situación condena a millones de venezolanos a una lucha diaria por la subsistencia, donde el salario mínimo no alcanza para cubrir ni siquiera las necesidades más básicas.
Es un recordatorio palpable de cómo la crisis económica continúa erosionando la calidad de vida y sumergiendo a la población en una precariedad cada vez mayor.