
La relación entre Washington y Caracas volvió a escalar esta semana luego de que dos aviones de combate estadounidenses ingresaran al espacio aéreo venezolano. El episodio, registrado el martes por la tarde, se suma a una cadena creciente de acciones militares, acusaciones cruzadas y declaraciones que profundizan el clima de confrontación entre ambos gobiernos.
Por Clarín
Según datos del sitio especializado FlightRadar24, dos cazas F-18 Super Hornet sobrevolaron durante aproximadamente 40 minutos una zona del golfo ubicada a unos 160 kilómetros al noreste de Maracaibo, la segunda ciudad más grande de Venezuela.
La maniobra, realizada sin autorización oficial, habilitaba legalmente una respuesta defensiva de las fuerzas venezolanas, aunque Caracas optó por no activar un protocolo militar.
Según el diario venezolano El Nacional, las aeronaves despegaron desde el portaaviones USS Gerald R. Ford, el más grande del mundo, desplegado en el Caribe como parte de las operaciones estadounidenses contra el narcotráfico y para la vigilancia estratégica en la región.
Así son los aviones de combate F-18
El Pentágono describe a este modelo como un avión “multimisión”, capaz de ejecutar operaciones aire-aire y aire-superficie con armamento guiado de precisión. Es el principal caza de la aviación naval estadounidense y además realiza misiones de patrullaje, apoyo en tierra y escolta.

Según la Marina de EE.UU., el modelo puede ejecutar misiones de defensa aérea, supresión de defensas enemigas, ataques a infraestructura militar y vigilancia avanzada.
Horas antes del ingreso de los F-18 al espacio aéreo venezolano, un dron estadounidense MQ-4C Triton realizó operaciones de reconocimiento frente a la costa central de Venezuela.

El MQ-4C, desarrollado por Northrop Grumman (corporación aeroespacial y de defensa estadounidense), es uno de los drones más avanzados del arsenal estadounidense y está diseñado para misiones ISR (Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento) de largo alcance.
Durante su paso por el Caribe venezolano, este dron habría efectuado barridos de radar y monitoreo de comunicaciones, actividades habituales en las operaciones de vigilancia marítima del Comando Sur de Estados Unidos.
Lea más en Clarín