Abraham Sequeda: La sanación de un país. Los cimientos y la necesidad compartida de regeneración
10 Dec 2025, 14:06 3 minutos de lectura

Abraham Sequeda: La sanación de un país. Los cimientos y la necesidad compartida de regeneración

Por La Patilla

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Se ha hecho tanto énfasis en las metas nacionales, que a menudo se revelan como líneas imaginarias y subjetivas. La única vía sostenible para la reconstrucción social no está en los objetivos finales, sino en la redefinición de los principios básicos que configuran la estructura fundamental de una nación renovada.

La dinámica y la puja en el país, se ha centrado únicamente en las cantidades, ignorando por completo las cualidades. En un contexto donde los preceptos éticos se han desvalorizado, exacerbando el poder como vía expedita para la adquisición de fortunas e influencias indecorosas, el debate serio ha quedado reducido a una mera existencia nominal.

Lo que se requiere hoy de los venezolanos es una reformulación total de todos los aspectos de la vida material e inmaterial; es decir, un avance gigantesco en las pautas de conducta social, rigurosamente apoyado en los procesos sistemáticos de enseñanza y la educación formal. Para lograr este cambio de cimiento, sobresalen cuatro dimensiones esenciales:

La dimensión metafísica, representada por los valores, ética e ideales. Es el corazón de esta empresa, y a su vez, la más difícil de implementar por imposición. Los paradigmas y valores de la sociedad requieren generaciones de educación, cultura cívica y consistencia institucional.

La calificación del sistema de Estado-gobierno o su reingeniería. Esta segunda dimensión implica evaluar el sistema político actual (presidencialista o cualquier alternativa) para determinar si permite la renovación requerida de la sociedad, lo cual exige una reforma constitucional profunda.

Revertir la simplificación histórica y rehusar a la autocondena. Como tercera dimensión, se exige reconocer y revalorizar los esfuerzos y luchas por la institucionalidad que han existido en el país, independientemente de que hayan sido sofocados. Entender que los errores de alguna representación no son el karma de una nación. Se debe reubicar la posición en el mundo, reconociendo la verdadera naturaleza honesta, resiliente y trabajadora de la inmensa mayoría de la población venezolana.

Una cuarta dimensión, que consiste en la distensión entre una democracia moderna y el liberalismo político. Un acoplamiento entre el ejercicio de la soberanía de la sociedad y el acceso a los mecanismos de participación política, ascenso económico, servicios sanitarios, movilidad ciudadana, entre otros factores, todo enmarcado en los elementos fundamentales del liberalismo político. Bajar la tensión en el debate entre el liberalismo político y económico; puesto que, el segundo está subordinado al primero y las demandas de los ciudadanos, son incuestionables, perfectamente establecidas y defendidas en el ordenamiento jurídico.

Este cambio fundamental no se limita a la vida pública; exige que el ámbito empresarial y la cultura de las organizaciones se reinventen y reivindiquen sus propios valores y comportamientos. 

Solo asumiendo estas cuatro dimensiones, y entendiendo que la visión forja el destino final y los objetivos marcan los hitos necesarios, podremos transformar una única aspiración en la reconstrucción real de la sociedad venezolana.

ABRAHAM SEQUEDA      @abrahamsequeda

 

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